Una de las noticias más recientes que nos llegan desde Venezuela nos comunica que el ex candidato presidencial Edmundo González Urrutia llegó a España como asilado político después de haberse refugiado en la embajada de dicho país en Caracas.
El hecho de que González Urrutia haya pasado a la clandestinidad desde el 30 de julio (dos días después de las elecciones) para luego solicitar asilo político en España pareciera darle la razón al dictador Nicolás Maduro quien acusa a su opositor de haber violado la Ley.
Según la versión oficial que apoya a Maduro, el hecho de que González Urrutia haya huido del país es una prueba irrefutable de su culpabilidad.
Para mejor comprender la conducta tanto de González Urrutia, como de Leopoldo López e incluso de Juan Guaidó (todos ellos exiliados en España) resulta oportuno citar una frase que Miguel de Cervantes pone en labios del inmortal Sancho Panza:
“Retirarse no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja la esperanza” (Don Quijote. Parte Primera. Capítulo XXIII)
Y es que, después de ver lo que le pasó a Leopoldo López, quien se entregó voluntariamente para someterse a juicio y así demostrar su inocencia, no nos queda duda alguna de que Maduro es un sujeto incapaz de respetar las más elementales normas de honor.
Repetimos: Leopoldo López se entregó esperando un juicio justo que demostrara su inocencia y lo único que logró fue que lo encarcelasen en la tétrica prisión de Ramo Verde donde pasó cuatro años sometido a las peores vejaciones.
Tras muchas y difíciles gestiones, Leopoldo López logró salir de allí para pasar tres años de arresto domiciliario.
Hasta que, gracias a una serie de peripecias propias de una película de espionaje, logró huir a Colombia y desde allí viajar a España donde vive como asilado político.
Y lo mismo ocurrió con su esposa Lilian Tintori quien recorrió medio mundo buscando dos únicos objetivos: Demostrar tanto la inocencia de su marido como el que Venezuela padece un régimen dictatorial.
También propia de una película de aventuras fue la huida de Lilian Tintori quien, desde una playa solitaria, abandonó el país en la madrugada llevando en brazos a su pequeña hija.
Todas estas peripecias le dieron material más que suficiente al novelista Javier Moro para narrar en “Nos quieren muertos” (Editorial Planeta. Barcelona, 2023) el sacrificio de Leopoldo y las peripecias de su esposa con miras a lograr la libertad de su patria.
Es aquí donde nosotros, ante tales antecedentes, nos preguntamos: ¿Qué podía esperar Edmundo González Urrutia del dictador Nicolás Maduro?
De un dictador que ha reprimido con violencia a quienes han protestado contra el fraude electoral cometido el 28 de julio, causando 27 muertos, 192 heridos y 2,400 detenidos, solamente traiciones se puede esperar.
Por eso fue que González Urrutia, siguiendo el consejo de Sancho Panza, decidió ponerse a salvo para mejor organizar la oposición desde el extranjero.
Como antes dijimos, la citada novela de Javier Moro, lleva un título muy significativo, “Nos quieren muertos” y vaya que eso es verdad puesto que Maduro sería capaz de vender su alma al diablo con tal de ver cómo asesinan a Leopoldo, a Lilian, a Juan Guaidó, a María Corina Machado y –por supuesto- a Edmundo González Urrutia.
Por lo pronto el candidato opositor a quien le robaron la presidencia ha tomado muy en cuenta aquella otra frase de Don Quijote según la cual “es de varones prudentes guardarse para mejor ocasión”
Entretanto que Dios proteja a Corina Machado de un dictador enloquecido que, al sentirse como gato acorralado, es capaz de todo…
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