A través de una elección directa en la que podrán votar sus militantes, el Partido Acción Nacional (PAN) renovará su dirigencia nacional, así lo determinó la Comisión Organizadora de la Elección del Comité Ejecutivo Nacional (Conacen), la cual señaló como posible fecha de la elección el 10 de noviembre.
Hasta el momento quienes han mostrado sus intenciones para suceder en la presidencia del PAN a Marko Cortés, son: Jorge Romero Herrera, actual diputado federal y coordinador de la bancada del blanquiazul en la Cámara de Diputados; Damián Zepeda Vidales, senador por el estado de Sonora, y Adriana Dávila Fernández, exsenadora, exdiputada federal y activista política.
La Conacen aseguró que la decisión de que los militantes elijan a su dirigencia nacional, distingue al PAN como el partido con mayor cercanía a la ciudadanía, pues será el único partido que renueve de forma directa mediante el voto.
La comisión destacó que ahora los comisionados se enfocan a que exista una “cancha pareja para aspirantes”, y deje en claro que “el PAN es el partido más apegado a los valores democráticos” y con mayor cercanía a la ciudadanía.
Aseguró que la Presidencia y Secretaría General Nacional del Partido, así como la fórmula que postulen y resulte electa gozará de certeza, legalidad y legitimidad ante este proceso democrático.
La comisión señaló que de acuerdo a lo que marcan los estatutos del PAN, resultará electa la planilla que obtenga la mayoría absoluta de votos, o el 37 por ciento con una diferencia de al menos cinco puntos porcentuales con el segundo lugar, existiendo la posibilidad de una segunda vuelta en caso de que ninguna candidatura logre obtener estos resultados.
Negritos en el arroz
Al igual que en una carrera de obstáculos, el anuncio de que serán los militantes quienes por voto directo elijan a la dirigencia nacional del PAN, el blanquiazul pareciera haber saltado la primera valla ante el reclamo, enojo, desencanto e incredulidad de sus militantes, muchos de los cuales han dicho que no han sido escuchados por sus dirigentes.
Sin embargo, pasó de largo la opinión de exgobernadores que pedían que los ciudadanos también pudiesen participar en la renovación de la dirigencia del blanquiazul, lo que le daría mayor legitimidad. Pero la decisión ya está tomada y sólo participaran quienes están inscritos en el padrón del partido.
En días recientes, los cimientos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se cimbraron fuertemente con el cambio abrupto de estatutos y el registro de su actual presidente nacional, Alejandro Moreno, para repetir en la dirigencia de este instituto político, lo que a propios y extraños no agrado, mucho menos aún después de los resultados obtenidos en los pasados comicios de junio.
Ahora es el turno del PAN para cambiar a su dirigencia, lo que lo pondrá en el ojo del huracán de la ciudadanía que ya está cansada de ser utilizada como moneda de cambio para que algunos lleguen al poder y vivan de la política sin que trabajen por el bien común, mientras que la ciudadanía sufre porque los políticos no cumplen con su tarea de mejorar la vida para todos.
La apropiación que grupos de interés han hecho de los partidos políticos a lo largo del tiempo, afecta a la vida democrática del país, pues al perder el propósito por el que fueron creados y convertirse en “franquicias”, se convierten en lastres a quienes cuesta mucho mantener.
El reto para el PAN es demostrar que no se trata solo de tener una elección abierta a su militancia, sino que también haya piso parejo, que no se repliquen los vicios antidemocráticos y exista congruencia con el decir y el hacer.
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