No dejarse ganar por la desilusión

A principios de julio nadie hubiera creído que Nicolás Maduro estaría contra las cuerdas luego de las elecciones programadas para finales de ese mes. O quizá, sí había alguien: María Corina Machado, mujer venezolana que está dando una enorme lección a todos los ciudadanos del mundo y en especial a los mexicanos.

En 2013, Nicolás Maduro prácticamente hereda el poder a la muerte de su antecesor, Hugo Chávez quien había logrado consolidarse como un dictador al haber cooptado tanto al poder judicial o como al legislativo, y habiéndose apropiado del órgano electoral. El apoyo incondicional a este régimen de grandes sectores se logró a través de fuertes y extendidos programas asistenciales que se pudieron mantener exitosamente, sobre todo, gracias a que Venezuela tenía mucho dinero proveniente del petróleo explotado por una empresa estatal. Sin embargo, eso no fue suficiente para mantener una economía operativa máxime que el régimen fue cada vez más agresivo contra la inversión privada tanto interna como la externa; asimismo, la represión a los opositores ha sido violenta y la supresión de las libertades incluyendo la libertad de expresión han sido constantes.

Todo esto motivó una emigración enorme que comenzó entre las clases altas y medias, pero que hoy se ha generalizado y básicamente los venezolanos que siguen en su país dependen en gran medida de las remesas que les mandan sus familiares del exterior, pero no sólo eso, les deben enviar productos y medicinas porque a veces ni con dinero se consiguen ciertos artículos.

En todos estos años, siempre ha habido elecciones. Los primeros años de este régimen sí ganó Chávez porque contaba con el apoyo de millones que dependían de los abundantes programas sociales; pero luego, recurrió al fraude para perpetuarse. En la oposición ha habido figuras destacadas en su momento. Algunas eran figuras que aparentaban ser oposición para dar la impresión de democracia; otras fueron perseguidas hasta lograr derrotarlas y otras no lograron en realidad crear una suficiente unidad para presentar un frente común fuerte. Durante todos esos años de resistencia, María Corina Machado estuvo presente, y a diferencia de otros líderes que se exiliaron a ella la “castigaron” prohibiéndole salir del país (entre otras muchas acciones en su contra).

Ella no tiene permiso de salir del país, ni siquiera de tomar un avión para un viaje interno. Ha sido deshabilitada para ocupar puestos públicos en varias ocasiones y para esta elección fue lo mismo, ella no pudo ser la candidata postulada; pero sí logró articular una candidatura única de los diferentes partidos de oposición en la figura de Edmundo González, pero es ella que recorrió el país, que es aceptada como líder (le regalan rosarios y ella guarda todos con el nombre y el lugar en que se los dan, algunos los trae al cuello) y su valentía y perseverancia motivaron la participación electoral. El ánimo en el país también cambió porque el sufrimiento, la pobreza, la deficiencia de servicios públicos y la represión ya no “compensan” ni siquiera a los que reciben alguna ayuda asistencialista del gobierno. Muchos se animaron, no dejaron ya ganar por la desilusión que ha imperado por décadas.

Además, cosa que en otras elecciones no se previó, se preparó todo no sólo para ganar sino para desarticular el fraude que seguramente haría Maduro. Así se aseguraron de contar con las actas con los resultados en suficientes casillas electorales, de tener un sistema para capturarlas y de mostrarlas al mundo. En otras palabras, ganaron y lo demostraron con pruebas. El régimen evidentemente hará todo lo posible para desalentar y desarticular el triunfo, incluso, apresar a Edmundo y a María Corina con tal de no aceptar que ha perdido, pero sostenerse le será cada vez más difícil.

Han cambiado tanto las cosas estas últimas semanas, que hoy hay mexicanos que ya desean ser Venezuela, pues las plazas llenas de gente unida, con un liderazgo claro y un objetivo común de recuperar la democracia resultan envidiables. Pero el camino que los ha llevado a ese momento ha sido muy doloroso y muy costoso, México está en el umbral de que se consolide un régimen que puede ser igual de represor porque claramente se están dando pasos para fulminar la división de poderes y de subordinar al órgano electoral al mandato del Ejecutivo.

Se repite que en las urnas los mexicanos votaron por eso, sin embargo, no es del todo cierto. Es verdad que Claudia Sheinbaum ganó por un amplísimo margen; pero ese margen no fue igual en los votos para la conformación de las Cámaras. Ahí sí están buscando abusar de la legislación y de la interpretación de la misma para lograr una sobrerrepresentación que no corresponde a los votos que recibieron. Con el 54.7 de los votos pretenden, Morena y sus aliados, tener 74.6 de los lugares en la Cámara de Diputados y dejar sólo el 26 por ciento a la oposición que tuvo el 46.3 de los sufragios.

Es muy importante que los mexicanos alcen ya su voz para protestar contra este abuso, porque no representa la voluntad popular, es necesario participar en las iniciativas como la concentración el próximo domingo 11 de agosto frente al INE nacional y en cada una de las representaciones del mismo en los estados. Dejarse ganar por la desilusión de haber perdido la presidencia está siendo el camino para perder el país, no dejemos que eso suceda.

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