La reforma judicial que México necesita

“La limitación del Poder Público, mediante su división, es en Locke, y sobre todo en Montesquieu, garantía de la libertad individual. Cuando se concentra el poder legislativo y el poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo cuerpo de magistrados -dice el pensador francés- no hay libertad ….; no hay tampoco libertad si el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo …, todo se habrá perdido si el mismo cuerpo de notables, o de aristócratas, o del pueblo, ejerce esos tres poderes.” Dr. Felipe Tena Ramírez

Una gran página de la historia de México se escribió en el año 1917 cuando habiendo concluido la llamada Revolución Mexicana, los mejores juristas de nuestra nación trabajaron en la redacción de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Constitución) que, aun después de 107 años, sigue siendo la base del estado de derecho en nuestro país.

Así es que, pasada una lucha sangrienta, luego de diversos regímenes presidenciales totalitarios y monárquicos e imperialistas, pensando en la necesidad de contar con un gobierno de corte democrático, en el artículo 49 de dicho ordenamiento se plasmó claramente que en México existe una división de poderes, estableciéndose entonces la existencia de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Dicha división es base para el México democrático que daba inicio en la segunda década del siglo XIX, y hasta la fecha es y debe seguir siendo base del equilibrio de poderes que evite la tentación de que volvamos a tener, al menos formalmente, un gobierno autoritario como antaño.

El pasado 5 de febrero del presente año, el presidente López Obrador presentó una serie de iniciativas a la Constitución con las que pretende reformar al actual Poder Judicial, desatándose una serie de opiniones a favor y las más en contra, pues se visualiza el deseo de un sometimiento de éste a la llamada voluntad popular, con todos los riesgos que ello implica.

Por un lado, hay que reconocer que el ejercicio del Poder Judicial tiene claro/oscuros que obligan al constituyente permanente a revisar la viabilidad de su ejercicio con la misma legislación que se tiene, pero por otro, no se puede caer en la tentación de que con argumentos políticos se quiera someter al único Poder que aun no depende del presidente de la república.

Es lamentable tener que reconocer que los integrantes del poder legislativo no han sabido, y tal vez ni siquiera han querido mantener su independencia y autonomía del ejecutivo, desde el púlpito presidencial se da línea a los legisladores de los partidos políticos dominantes en el legislativo y estos sin el menor recato, atienden las instrucciones dadas.

Por ello la independencia y autonomía del Poder Judicial debe ser garantizada.

Entonces, ¿Cuál es la reforma al poder judicial que México necesita?

Sin duda todos los mexicanos queremos un Poder Judicial eficiente, honrado, que se apegue al mandamiento constitucional y haga valer las leyes que de ella emanan, queremos juzgadores que actúen siempre de acuerdo con ética jurídica, alejados de intereses personales y de grupo y con una gran vocación de hacer justicia.

También queremos una justicia pronta y expedita, entendida ésta como “un principio que establece que las autoridades competentes deben proporcionar justicia dentro de los plazos y términos establecidos por las leyes, sin obstáculos de por medio. La justicia expedita implica que la administración y procuración de justicia se deben llevar a cabo sin contratiempos, sin trabas o limitantes, y evitando cualquier acción u omisión que impida el desarrollo y goce efectivo de los derechos procesales.”

Con un sistema de elección de jueces, magistrados y ministros que garantice que sean los mejores, los más preparados, los más honestos, sin otro interés que hacer valer el estado de derecho.

Para ello en el año de 1994 se creó el Consejo de la Judicatura, órgano del Poder Judicial que tiene como principal función el garantizar la independencia de los jueces y magistrados, así como la vigilancia de los recursos públicos que maneja este Poder. Creo que por ahí habría que comenzar a revisar la reforma al Poder Judicial, ¿qué tan eficiente es hoy este organismo?

Es mi opinión, es urgente una reforma al Poder Judicial para la tranquilidad jurídica de los mexicanos, más, sin embargo, la elección de jueces, magistrados y ministros por voto popular no garantiza que se elija a los más adecuados, sino a los que se quiera desde el poder público.

A México le urge una reforma constitucional que reafirme el deseo popular de vivir una auténtica separación de poderes en un país con un sistema de gobierno verdaderamente democrático, por ello recuerdo la cita de lo publicado por el Doctor en Derecho Felipe Tena Ramírez, pues las consecuencias de hoy nos invitan a hacerla valer.

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