La crisis azul

Decía Napoleón Bonaparte que “La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana”. Así se observa ahora en Acción Nacional (y desde luego también en el PRI del cual hablaremos en otro momento), donde nadie se ha hecho responsable de los errores de la campaña presidencial que encabezó Xóchitl Gálvez por el frente opositor. Todo lo contrario, todos se echan la culpa, aunque algunos de esos personajes que han salido a los medios de comunicación, son responsables también del fracaso que se vive en ese instituto político, que viene en declive desde hace mucho tiempo.

En las elecciones presidenciales de 1994 con su candidato Diego Fernández, el PAN obtuvo 9 millones 147 mil votos. En el año 2000 llegó a casi 16 millones de votos, y es la cifra más alta del PAN en su historia, gracias a Vicente Fox. Con Felipe Caderón en 2006, el PAN empezó el camino del descenso, obtuvo 15 millones de votos. Con Josefina Vázquez Mota, en 2012, se redujo a 12 millones 700 mil votos. Con Ricardo Anaya en 2018, el PAN sacó casi 10 millones de votos, para ser precisos fueron 9 millones 996 mil. Y finalmente, con Xóchitl Gálvez sacó el peor resultado de este siglo, con 9 millones 644 mil votos.

El declive está a la vista: el PAN después de las elecciones del año 2000 muestra una tendencia consistente a la baja. A pesar de que el padrón electoral era hace 24 años de menos de 60 millones de ciudadanos y ahora hay más de 98 millones de mexicanos en edad de votar.

El fuego contra la actual dirigencia de Acción Nacional la abrió de manera pública y notoria Javier Lozano, un personaje que fue vocero del candidato presidencial priísta, Francisco Labastida y se encargaba de atacar al candidato Vicente Fox en el año 2 mil; después se volvió panista con Calderón; y más tarde, como diputado “independiente” en 2018, se alió al PRI en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Pero en 2022 regresaría al PAN. Es decir, si alguien representa a la dañada marca PRIAN, es este personaje que ahora quiere dar lecciones a Marko Cortés; porque según reveló el presidente del blanquiazul, quería hueso y no le dieron.

Otro personaje que culpó de la derrota a Marko, fue el ex presidente Felipe Calderón quién entregó al PRI la presidencia de México, después de obligar a Josefina Vázquez Mota a que lo propusiera como Procurador General de la República entre sus propuestas electorales en el 2012, este disparate y otros, contribuyeron a derrumbarla hasta el tercer lugar. Pero como Calderón añora el poder, después impulsó a su esposa para ser candidata independiente a la presidencia en 2018. Es decir, el arquitecto consistente de la debacle del PAN cuestiona a su actual presidente. El burro hablando de orejas.

¿Algún día comprenderán algunos políticos que entre más aparezcan en la escena, más contribuyen al derrumbe de su causa? Es muy difícil que lo entiendan. Si no se conocen a sí mismos, menos van a entender los afectos y deseos del pueblo de México.

Y en esta lista está Xóchitl Gálvez, aunque no es del PAN. ¿Habrá alguien que le muestre los distintos estudios en donde su imagen negativa es más alta que la positiva, en la opinión que tienen los mexicanos sobre ella? ¿Habrá manera de que le muestren estudios cualitativos sobre lo que realmente proyecta? Porque el diagnóstico de ella y su equipo, así como de muchos opinadores, es que perdió porque no tuvo tantos spots. ¡Qué bueno! Porque entre más salía más crecían las opiniones negativas sobre ella. Pero ahora que anuncia que recorrerá todo el país, los más agradecidos deben ser los dirigentes del partido Morena.

Un mal diagnóstico sobre la crisis que vive el PAN, va a profundizar su fracaso. Empezando por la crisis sobre su propia identidad. Al partido de Manuel Gómez Morin le urge abrirse a los ciudadanos, abrirse a nuevas caras, a nuevas actitudes. Que no tengan miedo de soltar el volante. El PAN gana con candidatos que vienen de fuera, de los ciudadanos sin partido. Los candidatos outsiders son los que han logrado atraer a los votantes independientes, cómo fue el caso de Manuel J. Clouthier y Vicente Fox, personajes que no son los típicos perfiles políticos, ni panistas.

Una burocracia partidista que no conoce la calle no hablará nunca el lenguaje de la gente. Es decir, los rostros de sus actuales dirigentes, no le dicen nada a los mexicanos ni a los jóvenes de la primera mitad del siglo XXI. Pero además, sí sus elites se alimentan de programas como el de Atypical, el divorcio con la gente está garantizado.

Ante la amenaza de la restauración de la dictadura perfecta, se requiere valor y se requieren valores, como alguna vez dijo Manuel Clouthier, quien conocía a las mujeres y hombres del campo mexicano, conocía sus dichos y sus frases, no los estudiaba, convivía con ellos. Porque una regla de oro de la comunicación política es que: Entre más vivas lo que propones, mejor lo dirás.

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