De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), uno de cada cuatro o bien cerca de 181 millones menores de cinco años en el mundo viven en pobreza alimentaria grave y tienen el 50 por ciento de probabilidades de padecer emaciación, lo que se conoce como una forma letal de desnutrición.
El reporte Pobreza Alimentaria Infantil: Privación Nutricional en la Primera Infancia de la Unicef destacó que cuatro de cada cinco niños se alimentan sólo de leche materna, lácteos o alimentos ricos en almidón (arroz o maíz), menos del 10 por ciento como sólo fruta y menos del cinco por ciento come alimentos ricos en nutrientes.
El 46 por ciento de los pequeños que viven en pobreza alimentaria grave viven en hogares pobres; mientras que el 54 por ciento de los afectados viven en hogares “relativamente ricos”; sin embargo, las malas prácticas alimentarias y los entornos alimentarios precarios son los principales factores que afectan a los pequeños.
“Los niños y niñas que viven en condiciones de pobreza alimentaria grave están en una situación límite. Ahora mismo, esa es la realidad para millones de niños y niñas pequeños”, comentó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, y agregó que esa situación afecta su supervivencia, crecimiento y desarrollo cerebral.
El reporte informó que luego de la pandemia de COVID-19, los conflictos y la crisis climática, el precio de los alimentos y el coste de la vida en general han aumentado a niveles sin precedentes; y detalló que de los 181 millones de menores en pobreza alimentaria, 20 por ciento se concentran en tan solo 20 países.
Las zonas con más niños afectados son Asia con cerca de 64 millones y África con 59 millones de niños pasando hambre; Franja de Gaza es uno más de los países en donde la infancia sufre de hambre, pues nueve de cada diez pequeños viven con pobreza alimentaria y sobreviven con dos o menos grupos de alimentos al día.
Unicef llamó a que para erradicar a la pobreza alimentaria se tomen las siguientes acciones:
- Transformar los sistemas alimentarios para que los alimentos nutritivos, diversos y saludables sean la opción más accesible, asequible y deseable.
- Aprovechar los sistemas sanitarios para prestar servicios esenciales de nutrición con el fin de prevenir y tratar la desnutrición en la primera infancia.
- Activar los sistemas de protección social para abordar la pobreza de ingresos a través de la concesión de transferencias sociales.
Finalmente, Unicef también recalcó que ha habido avances, pues en Burkina Faso, ubicado en África, la pobreza alimentaria pasó de 67 por ciento en 2010 a 32 por ciento en 2021; mientras que en Nepal pasó de 20 por ciento en 2011 a ocho por ciento en 2022, y en Ruanda, pasó del 20 por ciento en 2010 a 12 por ciento en 2020.
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