El poder de un abrazo

Es increíble ver cuán poderoso puede ser un abrazo. La vida nos presenta situaciones complicadas desde edades tempranas y el abrazo siempre ha sido una herramienta eficaz para contener, sostener, apoyar, impulsar, acompañar, pero sobre todo para amar.

No es extraño que la gente que nos rodea nos ofrezca un abrazo cuando nos ven muy agotados o agobiados; pero tampoco es extraño que nos pidan un abrazo cuando quien nos acompaña se siente desfallecer, triste, agotado, que la vida no tiene sentido, cuando siente miedo o simplemente esté pasando por un momento difícil en la vida.

A algunas personas les incomodan los abrazos porque su condición física no tolera la proximidad de las personas, pero aún ellas, de vez en cuando, necesitan un abrazo de mamá o papá; o de las personas que ellas aman y les aman.

Cuando mamá o papá nos abrazan se detiene el mundo, se acaban los pleitos, los berrinches se contienen, el miedo se va, el temor desaparece, la angustia se vuelve alegría y sobre todo, nos sentimos amados, apreciados, sostenidos y nos hace saber que tenemos a alguien que siempre estará para nosotros.

Un abrazo es un signo de humildad para el que lo recibe y de caridad (Amor) para el que lo da, así que es importante educar a nuestros hijos para que sean capaces de abrazar y dejarse abrazar, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.

PRIMERO. Que aprendan a reconocer lo que sienten.

No es fácil reconocer lo que sentimos, de hecho, cuando somos pequeños no sabemos hacerlo y por eso, como papás, debemos educar a nuestros hijos y desarrollar su inteligencia emocional.

Para ello primero debemos ponerle nombre a lo que sienten a lo largo del día, de ser necesario podemos hacer material didáctico para que poco a poco ellos puedan ubicar como se sienten y lo identifiquen. Una buena forma es hacer unas tarjetas con caritas representando los sentimientos, tristeza, alegría, miedo, enojo, angustia, asombro, depresión, cansancio, etc.

Como nuestros hijos no saben cómo se llama lo que sienten o cómo se sienten entonces lloran y patalean. Es nuestra responsabilidad que, en esos momentos, les enseñemos el nombre de ese sentimiento y cómo deben manejarlo, así lograremos que aprendan, dejen de hacer berrinches y sepan reaccionar correctamente ante lo que sienten.

SEGUNDO. Que no les de pena pedir ayuda.

Es común que, cuando estamos pequeños, nos de pena decir cómo nos sentimos porque significa revelar algo de nuestro interior, pero es necesario que en casa, sepan nuestros hijos que pueden hacerlo sin ser juzgados.

Sobre todo, los hombres, están condicionados a lo que la sociedad va marcando con las expresiones como “un hombre no llora” o “eso no es de hombres”. No hay nada más erróneo que eso. Los sentimientos son naturales en el ser humano y no hacen distinciones, por lo que debemos enseñar a nuestros hijos a darles su justo lugar y a expresarlos correctamente y, de ser necesario, pedir ayuda cuando nos sobrepasan las situaciones que estamos viviendo.

TERCERO. Que sean capaces de recibir el abrazo con humildad.

Hay personas que no pueden sentir la proximidad de otra persona, que les pone de malas que las abracen o que simplemente no les gusta, pero eso se da porque de pequeños no los abrazaban muy seguido y no forma parte de su estilo de vida.

Cuando abrazas a un niño pequeño y este se quiere quitar es necesario explicarles con cariño y paciencia que es bueno que se dejen abrazar para que se puedan calmar, para que puedan sentir apoyo, para que puedan tomar fuerzas, para que puedan sentir nuestro amor. Etc.

Sé que hay abrazos que se dan con mala intención y también es necesario enseñar a los pequeños a que los abrazos solo se dan a la gente que es cercana a nosotros y solo se deben recibir de gente conocida, sobre todo cuando están pequeños e indefensos.

Volviendo al tema de los hombres y la cultura en la que vivimos, también es necesario que desde pequeños eduquemos a nuestros hijos para que puedan recibir abrazos sin sentirse menos hombres o con menos poder, por el contrario, un abrazo de alguien que nos ama nos empodera y recarga las pilas para seguir adelante.

CUARTO. Que tengan la capacidad de compartir el Amor que hay en su corazón.

Quien tiene la capacidad de ofrecer o de recibir un abrazo es porque conoce el lenguaje del amor, porque lo ha vivido y sabe el gran poder que tiene este pequeño gesto.

Los signos son solo signos hasta que les damos un significado particular. Y el abrazo no es la excepción ya que le podemos dar muchos significados, pero todos están basados en el amor que tenemos para dar a los demás.

Si el abrazo que recibimos no está rodeado de amor, debemos tener cuidado porque no es un abrazo sincero y entonces sí que debemos retirarnos, buscar ayuda y dejar de frecuentar a esa persona. En este sentido, nuestros hijos deben aprender de nuestro ejemplo a poner límites y a expresar cuando algo les incomoda, pero siempre desde la realidad y dándole a las cosas y situaciones su justo valor.

Y QUINTO. Que se dejen abrazar por Dios para poder abrazar con Él.

Antes de todo y sobre todo está el Amor que Dios nos tiene y que es la razón de nuestro existir, por eso es muy importante que eduquemos a nuestros hijos para que se den cuenta de todo lo que Dios nos da y nos regala por su infinito Amor por nosotros.

Que nuestros hijos aprendan a ser agradecidos con Dios que tanto nos da y así serán capaces de compartir este agradecimiento, alegría y Amor que Dios nos da con los que les rodean.

La boca habla de lo que está lleno el corazón dice la Palabra de Dios, pero también nuestros sentimientos revelan lo que hay en nuestro corazón y por lo mismo, son un reflejo de nuestra alma.

Enseñemos a nuestros hijos a dejarse abrazar por Dios para después compartir ese abrazo con los que les rodeamos. Y debemos recordar que la mejor forma de enseñarles es con nuestro ejemplo, por lo que nosotros también debemos dejarnos abrazar por Dios para después abrazar a nuestros hijos y dejarnos abrazar por ellos también.

Quizá por eso el Papa Francisco recomienda tanto la abrazoterapia, porque sana las heridas del corazón y del alma.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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