Pentecostés: la fiesta de la renovación

Dios en su infinito amor nos llama para estar con Él, ¿por qué tanta división y descalificación aun en medio de las comunidades creyentes?, ¿quién posee la verdad?


Personas en la iglesia


El próximo domingo 9 de junio se celebrará la fiesta de “los 50 días después de la Pascua”.

El Espíritu Santo desciende a la tierra y se posa en la cabeza de los apóstoles en forma de lenguas de fuego. Se pueden hablar y entender diferentes lenguas. Todos son una comunidad, enviada a predicar la Buena Nueva.

Hoy la Iglesia, ¿cómo vive este Pentecostés? En medio de un siglo XXI agilizado por la tecnología y rebasado en ocasiones por la misma.

Sin duda, es un llamado, a la renovación. Porque, si continúan las estructuras de estancamiento, clericalismo, dogmatismo y adoctrinamiento; el escenario es poco abierto y visible para nuevas formas de evangelización.

Hoy la gente está más ávida de Fe que de religión. Y muchas veces nuestra comunidades siguen obtusas en querer transmitir teorías arcaicas que no tienen nada de fortaleza para una persona que necesita rumbo, dirección, sentido.

El Espíritu habla y se manifiesta de muchas maneras. Es cierto, que se necesitan columnas que sostengan la Fe sólida, pero también es cierto que esas columnas por no ser flexibles pueden derrumbarse. Hoy la Iglesia requiere mayor capacidad de adaptación, de sinergia, de reingeniería que permita comprender y mirar con compasión al prójimo.

Aun existe la falsa idea de que “fuera de la Iglesia no hay salvación” sabemos bien que Dios es mucho más que una religión o un concepto dogmático o teológico de salvación. Dios es amor, es infinito, es todo, es eterno. El Espíritu Santo nos ha dejado ver a lo largo de la historia la valentía de muchos para encarar las muy estancadas ideologías que no permiten avanzar en un plano de paz, conciencia y esperanza.

Cuánta falta hace un nuevo Pentecostés cada día. Hace falta comprender otro tipo de “lenguas” que se pueden entender a La Luz del amor. Entender que Dios se sigue revelando en los hechos, la cultura, en los nuevos despertares de quien decide aceptar ser guiado para guiar a otros.

Dios en su infinito amor nos llama para estar con Él, ¿por qué tanta división y descalificación aún en medio de las comunidades creyentes?, ¿quién posee la verdad? He ahí el pecado de Adán, “querer ser como Dios”; decirse y saberse poseedor de la verdad.

Sin duda, hay mucho por trabajar en el día a día. Mucha necesidad de permitirse salir de la estructura. Dios no es un Dios exclusivo de algunos. El sol sale para todos y sus rayos alcanzan a quien incluso cruza sus brazos para no aceptar nada. Porque así es Dios, así es su naturaleza, da, se da en el día a día. En el Amor, en el momento a momento.

Por eso la urgencia de que siempre tengamos ese soplo divino, ese aliento, esa inspiración que representa la tercera persona de la Trinidad.

¡Oh Espíritu Santo! ¡Llena los corazones y enciende en ellos el fuego de tu Divino Amor!

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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