Las recomendaciones para decidir por quienes votar inciden mucho en la revisión de las propuestas de campaña. Pero allí no está el secreto, lo está en la trayectoria de vida, en general y en la política. Una vieja conseja dice: “el prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila”. Cierto, prometer es muy fácil, cumplir es otra cosa.
La política de ofertas tanto de campaña como del ejercicio del poder es el pan de cada día en el mundo. Prometer para ganar votos y adeptos es práctica de los políticos del mundo, y a veces lo hacen realmente porque se proponen hacer lo que ofrecen, o simplemente para embaucar a la gente. Y lo consiguen.
Es cierto que las propuestas de campaña son importantes pues muestran la mentalidad, valores y conocimiento de la realidad de un candidato. Lo que ofrezca puede ser muy atractivo, tanto si es razonable como absurdo, pero en lenguaje bien seleccionado convence a los ciudadanos, y así se ganan simpatías y votos. Pero como las propuestas son fáciles de decir y en general son atractivas, quien tenga buen discurso electoral ganará votos.
Pero para saber si un candidato o hasta un político en el poder realmente dicen la verdad y ésta es en auténtico favor de la población, es indispensable revisar lo que ha hecho en el pasado. Es la trayectoria de vida la que nos muestra la verdadera cara del candidato que busca votos o del gobernante que quiere reafirmar su popularidad.
El caso de Andrés Manuel es un clásico, y habiendo podido servir de reflexión del ciudadano no lo fue ni lo ha sido para millones de mexicanos que votaron por él o que siguen manifestándole simpatía y apoyo. En su campaña de 2018 ofreció muchas cosas que entusiasmaron a la ciudadanía, sonaban bien, como terminar con la corrupción, algo tan flagrante en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Ofrecía respeto a la ley y lo que ha hecho es violarla sistemáticamente. Pero lo importante es que sus fallas y mentiras de gobierno ya las había tenido como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, y la gran mayoría de sus votantes nunca reflexionaron en eso. Su irrespeto por la Ley no es nuevo, tenía trayectoria.
Y lo mismo pasa con su candidata “corcholata”, Claudia Sheinbaum, su trayectoria como jefa delegacional en Tlalpan y como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México son una serie de errores, de mentiras y de muy creíble alto nivel de corrupción. El caso del Metro es esencial y a muchos ciudadanos les pasa de noche. Claudia puede ofrecer legalidad, trasparencia, honestidad, eficiencia y mucho más, pero sus promesas ante la realidad de su trayectoria la desmienten.
Debo insistir, si no repasamos la trayectoria política y de vida en general de un candidato, no podremos saber si es honesto, cumplido y capaz. Siempre es importante ver la realidad de acciones de un candidato para calificar sus ofertas de campaña, y decidir darle o negarle el voto.
Lamentablemente, porque a la gente en gran mayoría le incomoda ponerse a pensar si lo que dice un político es cierto o no, el populismo es tan precisamente popular en el mundo, funciona y gana votos y simpatías. Pero cuando un ciudadano reflexiona sobre lo razonable o creíble del decir de un político, tiene argumentos ciertos para decidir sus simpatías y votos. Y ese ciudadano que piensa, que revisa el pasado y no solamente la oferta de campaña tiene la oportunidad, por no decir la responsabilidad moral de compartir con otros sus reflexiones.
La premisa para decidir el voto debe basarse en gran medida en conocer lo que el candidato que quiere tu voto o el gobernante que busca tu apoyo ha hecho en su vida. Quien ha cumplido probablemente volverá a cumplir, pero quien ha mentido, fallado, robado o abusado del poder sin duda que lo volverá a hacer. Por eso, sobre el análisis de las propuestas de campaña, está la verdad de la vida del candidato. Sobre el dime qué me ofreces, debe estar el dime cómo has sido y te diré cómo serás.
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