Uno de los factores que contribuyen a la distorsión del actual proceso electoral es la violencia política, que se observa en distintas regiones del país, ya sea intimidando a candidatos, obligándolos a renunciar a sus aspiraciones, o incluso atentando contra su vida.
La firma Integralia ha generado un reporte sobre este grave problema para la democracia mexicana. En su estudio, entre el 7 de septiembre de 2023 y el 21 de abril de 2024 se registraron 501 incidentes de violencia, y al primero de mayo de este año ya había subido esa cifra a 560 incidentes; este tipo de sucesos son agresiones como amenazas, atentados, secuestros, desapariciones y homicidios. Y estos hechos podrían aumentar de aquí al día 2 de junio, fecha de las votaciones en todo el país.
No sólo existen amenazas a la clase política, el INE reportó que en Tabasco más de 300 funcionarios de casilla habían renunciado “por miedo” a la violencia. Y en Puebla el Consejo Local del Instituto Nacional Electoral informó recientemente que ha sustituido a casi el 20 por ciento de los funcionarios de casilla, por la renuncia de los ciudadanos designados; también han renunciado capacitadores y supervisores electorales. “Es un movimiento irregular de personal que hace más compleja la capacitación electoral” reconoció la vocal en la materia electoral, Wendy Osuna Rivera,
En este contexto se han presentado sucesos que deberían sacudir a toda la clase política, como el atentado donde perdió la vida la candidata a la alcaldía de Celaya por el partido Morena, y ahora se denuncia que alguien llegó hasta la zona donde vive Eduardo Rivera, el candidato a la gubernatura de la oposición, con la intención de atentar contra su vida. Es decir, la violencia está escalando y aparece en distintos niveles y en distintas regiones.
Está a la vista de todos que este extraño pasajero, está acompañando al actual proceso electoral, y ya mostró todo su poderío cuando saltó a los noticieros de todo el mundo, cuando un grupo de encapuchados detuvo a la candidata morenista a la presidencia, Claudia Sheinbaum, en su paso por Chiapas. La reacción de la clase política, la sociedad y la de los empresarios de México fue hacer como que no pasa nada. Desde el máximo poder, sucedió lo de siempre, acusar un complot o montaje, en lugar de investigar. Queda para la historia que, en los hechos, fue vulnerada la seguridad de la candidata a la presidencia del partido oficial.
Por ahora las luces de alerta se han encendido en la sucesión presidencial del 2024 y la irrupción de la violencia política se ha manifestado de una forma que puede llevarnos a escenarios aún más desastrosos para la vida y la salud de nuestra nación.
Y es aquí donde cobra relevancia la participación de todos en las urnas, pues la indiferencia, o quedarnos con los brazos cruzados, como espectadores, sólo veremos cómo se nos arrebata el futuro.
Nunca como ahora los ciudadanos debemos mostrar un gran compromiso y salir a votar en paz, con fortaleza y voluntad; mostrando nuestro deseo de libertad y un gran coraje cívico. Sólo el poder ciudadano que se manifiesta en las urnas puede contribuir a frenar esa espiral de violencia que nos amenaza a todos. Conscientes de que ese es sólo el primer paso.
“Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo.
Juntos podemos hacer grandes cosas”.
Teresa de Calcuta
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