Los otros datos de la candidata de Morena

Durante el presente sexenio, desde Palacio Nacional se ha mentido sistemáticamente cuando se trata de presentar información dura. Cuando los periodistas preguntan con información obtenida de las fuentes oficiales y que contradice los dichos presidenciales, el Primer Mandatario ha respondido sistemáticamente que tiene otros datos. Su desmentido carece de valor, porque sus otros datos son el secreto mejor guardado.

La consecuencia de las mentiras presidenciales es que desde la tribuna ha edificado un castillo de naipes para reflejar una realidad ficticia que se repite cada día. Apenas la semana pasada en un contexto del mayor número de muertes de este año, y después de la apología a la aberración de la santa muerte, el Presidente afirmó tranquilamente que México vive en “santa paz”.

El México ficticio dibujado oficialmente, no puede ser el sustento de la construcción de la candidatura de Morena, pues, en el fondo, carece de credibilidad. Por eso la Candidata omitió hacer referencia a él durante el primer debate. Al no hacer una apología de la gestión de su jefe, éste no pudo soportarlo y lo reprochó públicamente, en un claro regaño a quien ha sido su protegida y a la que ha impulsado con la esperanza de que sea su marioneta, no sólo en el futuro, sino desde ya. Que se saliera del guion dictado desde Palacio Nacional, fue una señal de alarma que no podía ser tolerada.

La consecuencia la vimos en el segundo debate: la Candidata siguió el guion dictado en Palacio e hizo la apología de un sexenio desastroso, pero con los otros datos que le dictaron para quedar bien con su patrón. Quiso señalar su gestión en la Ciudad de México y la del Presidente, como un gran logro, histórico, en el desarrollo del país, cuando, si acaso, pueden mostrarse unas obras faraónicas, realizadas en contra de todos los criterios técnicos y como meros caprichos, posponiendo necesidades y destruyendo instituciones.

Fue tan burdo su posicionamiento, que a pesar de que Jorge Máynez, en una de las pocas críticas que hizo al gobierno de la 4T, señaló con una clara gráfica el incumplimiento de la promesa de no subir el precio de la gasolina, y en contra de la negación de los gasolinazos, la elevación de los mismos, a pesar de que, con el cambio en la paridad, en México tenemos gasolina más cara que en los Estados Unidos. Pese al cartel que mostró Máynez, con la cara de palo inexpresiva de la Candidata soltó tranquilamente la afirmación de que el precio de la gasolina no ha subido. Muestra de que ella, por supuesto, no es quien llena el tanque de su vehículo, ni paga por el combustible. Son esos subsidios ocultos que forman parte del ingreso, pero no declaran.

También presumió el combate a la delincuencia y sus logros en la Ciudad de México, ignorando olímpicamente que éste es el sexenio con más muertes dolosas, por más que se le quiera echar la culpa al Presidente Calderón de haber desatado una guerra, que es de manos caídas en la Cuarta Transformación. Su idílica paz es insostenible, y el convoy de la campaña presidencial ya probó lo que es estar frente a un retén de encapuchados en Chiapas, en un montaje curioso en el cual la escolta de la candidata tampoco actuó ni tomó precauciones ante un posible atentado. Casualmente los encapuchados se identificaron con el Cártel de Sinaloa, con el cual el Presidente tiene excelentes relaciones, al grado de haberles hecho una carretera en Badiraguato y llevarse bien con la mamá del Chapo Guzmán y haber liberado a su hijo tras ser detenido, y eso que entonces no había mandado una iniciativa para facultar al Presidente para que conceda amnistías discrecionales, del mismo modo como opera toda la actual administración.

Por supuesto que se presumió como gran logro de infraestructura el inconcluso Tren Maya, en cuyo trazo el Presidente prometió no talar ni un solo árbol, pero si lo hizo con miles de ellos, que además de generan un grave daño ecológico, no se ha dicho qué se hizo con los árboles, como se usaron o vendieron y, si así fue, dónde quedaron los recursos.

Ciertamente que en lo económico hay estabilidad, y que con los enormes subsidios que se otorgan y el incremento de los salarios mínimos la economía interna se ha dinamizado, pero de ninguna manera que cumplió con el crecimiento del PIB como se había ofrecido, pasamos por un periodo elevado de inflación que independientemente de lo que digan las cifras está afectando fuertemente el bolsillo de los mexicanos. Presumió la candidata la generación de Empleos en la Ciudad de México, pero si así fue, se dieron en la informalidad, pues el número de asegurados en el IMSS disminuyó.

Y aunque si trabajó por incrementar el transporte limpio en la Ciudad de México, no apoyó las propuestas para cambiar los procesos de la Refinería de Tula, o cerrarla, a pesar de que de allí surge gran parte de la contaminación del Valle de México. Y aunque dice que se cumplirán los compromisos de México en materia medio ambiental, no explica que se hará para no seguir utilizando combustóleo contaminante en las refinerías obsoletas ni qué se espera de la refinería inútil de Tres Bocas.

De salud, México está muy lejos de Dinamarca, no solo en distancia, sino en cuanto a los servicios médicos. Nos quieren ver la cara asegurando que antes de que termine el sexenio tendremos el mejor sistema de salud del mundo. Una vez más se ha demostrado que las malas políticas de salud durante la pandemia del COVID provocaron una de las cifras de muertos más elevados del mundo y la muerte de médicos que no fueron protegidos adecuadamente.

Queda mucho por decir, simplemente recordemos en materia educativa los nefastos libros de texto, la fantasmal e ineficiente Nueva Escuela Mexicana, y el propósito de no medir, a través de la prueba PISA, el bajo nivel educativo del sistema mexicano, pues con ese instrumento nos exhibiríamos ante el mundo el fracaso educativo del sexenio.

No sin razón, Xóchitl Gálvez llamó a la corcholata oficial, la Candidata de las mentiras.

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