Durante los últimos años a los niños y niñas en México “se les ha dejado en el olvido y se les ha dado la espalda”, por ello gran parte de la población infantil en el país vive en situación de precariedad debido a los escasos recursos de sus familias, lo que repercute en la falta de oportunidades para acceder a servicios de salud y educación, entre otros aspectos, por lo que para que cambie esta situación se requiere el compromiso del gobierno y toda la sociedad, incluido el sector privado, indicó la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
A través de su publicación oficial Señal, el organismo patronal afirmó que el Modelo de Desarrollo Inclusivo busca garantizar que accedan de forma equitativa a oportunidades de educación y salud, “esa debe ser la base para su felicidad; en la construcción de un futuro próspero y sostenible para la infancia mexicana la innovación, los recursos suficientes y la colaboración de todos son fundamentales”.
Mencionó que de acuerdo con datos del Coneval, entre 2018 y 2020, la pobreza infantil y adolescente en México aumentó en 2.3 puntos, dejando a uno de cada dos personas de entre 0 y 17 años en condición de pobreza multidimensional.
Por otra parte, indicó que según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2022 del Inegi, 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años realizaban trabajo infantil.
Con respecto a la educación, la Coparmex mencionó que México invierte sólo el 4.6 por ciento de su PIB en educación, comparado con el 5.3 por ciento promedio de los países de la OCDE, y gasta apenas tres mil 239 dólares al año, mucho menos por estudiante que el promedio de la OCDE que es de 12 mil 647 dólares, es decir, apenas invierte una cuarta parte que el resto de los países de ese organismo internacional.
Asimismo, según el Imco, 6.4 millones de niños y jóvenes en México no asisten a la escuela que representa el 18 por ciento de la población entre tres y 18 años, y el rezago educativo afecta al 10 por ciento de la población en edad escolar.
El organismo empresarial hizo una serie de propuestas para abordar de manera efectiva los desafíos en educación y salud infantil.
Destacó que se requiere más inversión y destinar recursos suficientes en programas y servicios dirigidos a la infancia, priorizando la educación y la salud como pilares del desarrollo humano.
Indicó que para ofrecer un acceso equitativo, es necesario promover la equidad de género y la inclusión social para garantizar que todas las niñas y niños, independientemente de su origen socioeconómico o geográfico, tengan acceso igualitario a oportunidades educativas y servicios de salud.
Por otro lado, consideró fundamental la participación conjunta entre padres de familia, sociedad civil, comunidades locales, organizaciones no gubernamentales y el sector empresarial en la formulación e implementación de políticas y programas orientados a la infancia.
De la misma manera, señaló que se requiere regresar a esquemas de evaluación para medir avances y retrocesos en educación y salud infantil, con el fin de identificar áreas de mejora y asegurar el cumplimiento de los derechos de la infancia.
Apuntó que los docentes son un actor clave, se les debe tomar en cuenta, apoyarlos para que se profesionalicen, para que cuenten con más y mejores materiales, y un trato digno. Ampliar sus derechos a la par que sus obligaciones.
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