Por el México que queremos y merecemos

Se acerca la fecha del segundo debate y se han anunciado ya los temas que las candidatas y el candidato presidencial abordarán: crecimiento económico, empleo e inflación, infraestructura y desarrollo, pobreza y desigualdad, cambio climático y desarrollo sustentable.

Y en la víspera de su celebración -tal y como se ha hecho desde que el jefe supremo levantó su mano y la designó como su sucesora-, los voceros oficialistas nos repiten una y otra vez que Claudia es una gran candidata; su narrativa sigue siendo esa que incluye toda serie de halagos y cualidades, que va de la presunción de su título profesional hasta supuestos logros como jefa de la CDMX.

Pero la necia realidad, la que viven millones de personas que han sufrido el deterioro de sus derechos y libertades, se encarga de desmentir lo que solo vive en el imaginario de un régimen autoritario, y nos confirma lo que ya una de sus propagandistas aceptó públicamente: ¡los cuatroteístas son mentirosos, aunque ahora, para ellos, sea “reconocer el valor de la sinceridad”!

La científica está prometiendo una república con derecho al agua, que proteja el medio ambiente y sus recursos naturales. ¿Cómo lo va a cumplir, si durante su mandato fue incapaz de dar a los capitalinos agua de calidad para las alcaldías y resolver los enormes problemas de infraestructura hidráulica? ¿O se nos olvida que es justo en la capital del país donde ese grupo político ha mal gobernado durante 30 años y, solo como muestra, no ha logrado llevar agua limpia a Iztapalapa?

¿Cómo confiar en quien secunda ahora un movimiento que pone de pretexto los usos y costumbres para matar animales en el Senado de la República -y hablan de respeto-, con el único propósito de tapar las ineficiencias de un gobierno fracasado y totalmente rebasado?

¿Cómo va a cumplir si se le secó la Palma de Reforma, feneció el ahuehuete trasplantado y al menos 1,318 ejemplares murieron en los zoológicos de Chapultepec, San Juan de Aragón y los Coyotes, de 2019 a 2022? No se debe olvidar que la continuidad que ofrece devastó la selva en la construcción del Tren Maya, bajo su silencio cómplice. Y no solo eso, sino que pretende inyectar más recursos a este proyecto que no funciona, a Dos Bocas que no refina, a Mexicana de Aviación que no vuela, su pretexto de proponer una república próspera y conectada. Pero eso sí, finge no saber que todas estas obras han dejado grandes ganancias a los amigos, hijos, familiares y candidatos del presidente.

Lo peor es que sigue adelante el plan de desmantelamiento de este país. La trastada del momento es que detrás de la promesa de ofrecer más apoyos sociales, lo que no se dice es que se están robando los ahorros de las AFORES. Baste recordar que se acabaron los fideicomisos para la salud pública, dilapidaron los fondos de estabilización y desaparecieron los recursos destinados a la ciencia, el arte y la tecnología.

Múltiples han sido los pretextos para validar, en nombre del pueblo bueno y sus necesidades, todo lo que se han llevado y que han utilizado en caprichos y ocurrencias y no en más seguridad, mejores servicios de salud o infraestructura como agua, luz y drenaje que necesitan cientos de municipios de este país.

Lo cierto es que ha sido un robo a la vista de todos y con los votos legislativos de Morena y sus cómplices. Son un barril sin fondo en esto de llevarse el dinero público.

¡No importa cuántas veces nos repitan la mentira de que Sheinbaum es científica, doctora, estadista, multipremiada, porque en cada una de esas falsas palabras está la complicidad de quien secunda un régimen de mentiras, ineficiencia y corrupción!

Lo que no se puede dejar de señalar es que la candidata cuatroteísta sí ha hecho historia desdeñando las tareas de supervisión y mantenimiento del Sistema de Transporte Colectivo Metro: durante su gestión, no solo se descompusieron y chocaron vagones, sino que también se le inundaron estaciones de servicio, se le quemaron carros, le explotó el centro de control y, por si fuera poco, se le colapsó un tramo de la Línea Dorada, lo que costó vidas sin que nadie fuera responsable.

Por estas razones y porque es tiempo de definir el México que queremos y merecemos, los invito a ver el segundo debate, para contrastar la cruda realidad en datos contra la factibilidad de dar resultados en política pública; la propuesta de continuidad de la destrucción nacional contra el proyecto viable para reconstruir el porvenir; el recital de dichos sin fundamento y las promesas vacías de lo mismo que hoy nos tiene en las crisis de seguridad, salud, economía, educación y polarización, contra la disposición urgente de actuar ante los problemas que nos agobian y que es innegable, se han agudizado.

Domingo 8 de la noche. Por ti, los tuyos y tu comunidad. No dejen de verlo.

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