La mentira más grande y ruin dicha por los cuatroteístas ha sido, desde hace años, “por el bien de todos, primero los pobres”. Porque la realidad en datos -por cierto, oficiales- da cuenta de un México completamente diferente al que pinta el gobierno, que día con día demuestra que los que menos tienen, no son en realidad su causa social, sino su pretexto para el lucro electoral.
López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum, la candidata oficialista, usan estas palabras como estrategia electoral y para ello, entretejen una narrativa de medias verdades que luego difunden entre sus redes de propagandistas, que “convencidos”, ya sea por convenios con los gobiernos de la “supuesta transformación” o bien porque se niegan a aceptar que el proyecto de Nación que apoyaron, fracasó. Ellas y ellos repiten, de manera religiosa en todos los espacios públicos que pueden y sin dar mayor argumento, los dichos como su dogma de fe.
Con perversidad, utilizan cifras que presentan de manera mañosa, para manipular y lucrar con la pobreza. Me explico:
Según el Inegi, aproximadamente 12.7 millones de hogares reciben alguno o varios de los programas sociales del gobierno federal. Sin embargo, la misma institución señala que con López Obrador, son los pobres precisamente los que menos apoyos reciben.
De la población beneficiada, pasamos del 63 y 68% con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto respectivamente, y a solo el 54% con el tabasqueño, lo que representa una disminución del 14%.
Para salir de la pobreza, además del ingreso económico que significa un apoyo directo del gobierno, debe considerarse el acceso efectivo de los mexicanos a los servicios e insumos básicos; las cifras son alarmantes especialmente en el caso de salud, pues esta administración, al desaparecer el Seguro Popular, dejó a casi 16 millones de personas sin acceso a servicios médicos. Hoy son 50 millones de personas en el país que deben invertir recursos económicos -que la mayor parte no tiene- para atenderse con médicos particulares.
¿Dónde quedó entonces lo que la Constitución establece como atención médica gratuita? Sencillo. Para los cuatroteístas, es letra muerta.
Un dato adicional que debería avergonzarlos es la política social que han seguido y que tanto presumen: el aumento al salario mínimo, que ha implicado un costo mayor de la canasta básica, pues pasó de 245 pesos en 2018 a 475 pesos en 2023, lo que representa un incremento de cerca del 58%. Veamos algunos ejemplos que son los que comprometen y presionan la economía familiar:
Cualquier jefa de familia sabe que hoy no alcanza el gasto, que todo está más caro, lo cual se traduce en una verdadera preocupación.
Es importante resaltar que los programas sociales no empezaron con López Obrador ni los paga con su dinero. Surgen desde los años 90, pero lo cierto es que hoy más que pretender mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, se usan como instrumento de control electoral.
El candidato del “cambio verdadero” pronto olvidó lo que tanto denunció en su momento, bandera con la que engañó a sus seguidores por tantos años:
“El procedimiento consiste en utilizar el presupuesto público… ellos, apuestan mucho a derramar recursos para crear un ambiente artificial de prosperidad. Utilizan recursos para dar ayuda personalizada y obtener los votos. Esa es la esencia de la nueva estrategia de gobierno”.
Y ahora, cómo olvidar las palabras del tabasqueño: “ayudando a los pobres uno va a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad”.
¿Puede cambiar alguien tanto cuando llega al poder? Me parece que López Obrador no cambió, más bien se mostró tal cual es. Esa es su esencia, llegar al poder y mantenerse en él a costa de lo que sea, incluso a costa de aquellos a los que juró defender.
Los datos oficiales también revelan que ha sido la cuarta transformación, la que evidentemente ha eliminado los programas sociales: para finales de 2023, ya eran 20 los apoyos cancelados, perjudicando especialmente a las mujeres, a los campesinos, a las microempresas o empresas familiares y también a la salud.
Los de la 4T no solo apuestan a lucrar con la pobreza, sino al aumento de personas que tengan carencias porque, entre ellos comentan: “los necesitamos pobres”.
Hoy, Claudia Sheinbaum promete continuar con la transformación. No tiene empacho en seguir mintiendo como lo hace su mentor, porque cuando dice: “por el bien de todos “primero los pobres”, en realidad está asegurando a las y los mexicanos que “por el bien de Morena, primero los López”, porque ante la evidencia de corrupción y tráfico de influencias de la familia presidencial, tal cual película de Pedro Infante, nos reiteran una y otra vez: “nosotros los ricos, a ustedes… los necesitamos pobres”.
Necesitamos estar atentos a lo que está por llegar. No debemos permitir más engaños ni falacias. Estamos obligados a ver el próximo domingo, el debate entre quienes encabezan las candidaturas presidenciales, porque básicamente veremos el contraste entre dos proyectos distintos: el de la continuidad de la destrucción de este país y el de la esperanza de un mejor porvenir. La importancia de decidir por la vida, la verdad y la libertad es nuestro derecho.
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