Quería escribir acerca de otra cosa, pero lo sucedido en Taxco, Guerrero, no nos permite seguir caminando como si nada hubiera pasado.
Taxco es una ciudad hermosa. Sin embargo, estos días ha sido el escenario del terror y un ejemplo más de la total ausencia del Estado. Camila es la primera y la principal víctima. Es la más inocente. Ella fue a jugar con su amiga. Eso es precisamente lo que debe hacer una niña: jugar en días de descanso y estudiar en días de escuela.
Sólo iba a jugar. En el video que apareció en las redes, Camila entra saltando de alegría porque iba a jugar con su amiga, pero fue secuestrada y asesinada. El terror continuó porque, después del suceso, siguió una demostración de la descomposición social en la que nos ha hundido nuestro gobierno: autoridades que no se hicieron presentes, a pesar de que son días en los que una ciudad como Taxco debería estar precisamente más cuidada. La falta de Estado en todas sus dimensiones terminó y generó un linchamiento y una barbaridad en donde debió haberse protegido el debido proceso, precisamente para garantizar que se administrara justicia.
En el fondo de todos estos terribles hechos está un estado fallido respaldado por un presidente que irresponsablemente ha sostenido a quienes tienen los cargos de poder en Guerrero y en otras partes de la República. Ya lo sabemos, se trata de pueblos entregados al crimen organizado cuyas autoridades no hacen más que obedecer a los grupos criminales y quizás por eso se tardaron en emitir un boletín en este caso.
En Taxco todo estuvo mal. Guerrero es el reflejo de lo peor de este gobierno, se trata de un estado que se ha vuelto la expresión de impunidad, desconfianza a la autoridad y a las leyes. Y no es el único estado de la República en el que la autoridad se comunica más con el crimen organizado que con la ciudadanía. Las familias están abandonadas y la ley hace ya mucho tiempo que se ha dejado de aplicar. El Universal da cuenta de más de 164 linchamientos en los últimos cuatro años. Hemos erosionado de tal forma la administración de justicia que la violencia genera como respuesta las más elementales y viscerales reacciones que nada tienen que ver con dar a cada uno lo que le corresponde. Un Estado debe ser capaz de regular y contener los sentimientos de una población que se ve envuelta en la barbarie y no sabe ya cómo enfrentarla sino con manifestaciones violentas como la que pudimos ver en Taxco.
Lo cierto es que todos sentimos una vergüenza compartida por la falta de Estado de derecho. México tiene muchos motivos para participar en esta elección y tenemos muchas causas para participar en la política. Entre ellas está el Estado de derecho. Lo que sucedió en Taxco no es el reflejo del país que queremos y que nos merecemos. ¿Quién debe actuar? Nosotros. ¿Cómo debemos actuar? Votando. Y hacerlo responsablemente.
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