En platillos, bebidas y en botanas, los chapulines, escamoles y gusanos de maguey son un ingrediente popular en la cocina mexicana; sin embargo, Kalina Miranda Perkins, maestra en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, explicó que su consumo atraviesa obstáculos como lo es la falta de regulación en su producción.
La bióloga de la Universidad Autónoma de Querétaro detalló que aunque se estima que cerca de dos millones de personas consumen chapulines, escamoles y gusanos de maguey en el mundo, las productoras son alrededor de 200 empresas, que en su mayoría se dedican a la fabricación de alimento de otras especies animales.
“En nuestro país carecemos de regulación clara para su extracción, a nivel federal y local, pese a su alto valor económico; además de que su explotación afecta la biodiversidad al disminuir sus poblaciones y las de sus hospederos”, compartió Perkins y subrayó que la tradición que se daba a esos alimentos se ha perdido.
En la charla “Los insectos en el sistema alimentario cultural”, la experta explicó que en México hay tres granjas destinadas a la producción de tenebrios, chapulines, gusanos de maguey y gusano rey; en Europa, Asia del Sur, América del Norte y España se produce moscas soldado y en Tailandia se ubica la mayor producción de grillos.
Según datos de la experta, el gusano rojo, el escamol, el gusano blanco, entre otros insectos que tienen alta demanda, llegan a tener precios de dos mil pesos por kilogramo, lo que ha ocasionado que los nidos sean saqueados y no existan las condiciones adecuadas para que los insectos se sigan reproduciendo.
A nivel industrial, los insectos se usan para elaborar harinas, congelados para la gastronomía, para alimento de mascotas, para zoológicos o laboratorios, y secos para abastecer a plantas de producción animal; en México, se consume 31 por ciento de los insectos en estado larvario y 13 por ciento de grillos, chapulines y langostas.
Pese a la poca regulación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha indicado que la dieta de insectos tiene gran potencial por su valor nutritivo lleno de proteínas, minerales, aminoácidos, grasas, lípidos que difícilmente se encuentran en otros alimentos y vitamina, por lo que ha recomendado su protección estricta.
La experta agregó que ante las exigencias de la ONU, en países europeos se reguló la producción de comestibles basados en insectos a partir de 2018, y recibieron el nombre de “Novel Foods”: además, se espera que este mercado aumente 24.4 por ciento a 2030, cuando se esperan ganancias por siete mil 960 millones de dólares.
Por último, Perkins llamó a que en México se evite que su manejo tradicional se pierda, sin importar los altos costos que se puedan obtener de su producción y agregó que se debe legislar en materia de insectos para la alimentación, pues como ya lo ha avalado la ONU, los insectos tienen un alto valor nutritivo.
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