Manifiesto por 8M

El papa Francisco envió un mensaje a propósito del Día Internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo. La realidad básica es: las mujeres «portadoras de vida» deben poder «asegurar una existencia digna a sus hijos».

El apoyo a esa realidad «Son las instituciones, sociales y políticas, las que tienen el deber fundamental de proteger y promover la dignidad de todo ser humano, ofreciendo a las mujeres, portadoras de vida, las condiciones necesarias para poder acoger el don de la vida y asegurar a sus hijos una existencia digna».

Así el Papa expresó su aprecio por todas las mujeres y de modo especial por aquellas cuya dignidad no se respeta. Y para concluir afirmó: aún está pendiente mucho trabajo por hacer para llegar a reconocer en la práctica la igual dignidad de la mujer.

El 31 de enero se publicó en Yo Influyo un artículo donde expuse mi experiencia del Primer Encuentro Internacional de Mujeres Líderes Católicas en la Ciudad de Chihuahua, el 22 y 23 de enero de este año. Allí la Senadora italiana Paola Binetti prometió formular propuestas para resolver los variados asuntos que siguen sin resolver. Coincidencia total con la visión del papa.

Por eso, ante el 8M de este año, la senadora presentó iniciativas que dieron origen al siguiente Manifiesto de la Academia de Líderes Católicos.

1. Proponer una reflexión histórica sobre los movimientos de mujeres de los últimos siglos para redescubrir la contribución específica de los movimientos de inspiración cristiana en el campo de la formación, la asistencia y la organización de las redes de servicio, incluso en contextos de guerra y conflicto.

2. Identificar figuras icónicas del mundo femenino que han contribuido significativamente a la valorización del rol de la mujer en diferentes contextos geopolíticos, con el objetivo de resaltar su unidad de vida, como una presencia contextualmente significativa en la esfera personal, familiar, social y profesional.

3. Destacar entre las capacidades blandas de vida aquellas que el universo femenino no ha cultivado hasta ahora con la conciencia y determinación necesarias para reducir la brecha actual, potenciando la internacionalidad de nuestra red, promoviendo el encuentro y el aprendizaje entre pares.

4. Luchar contra el abandono escolar prematuro de las niñas y las jóvenes para que todas puedan acceder a la educación primaria y hacer posible la continuación de los estudios alcanzando los niveles más altos.

5. Promover una cultura económica y financiera generalizada para que las mujeres puedan autogestionar sus propios recursos y los de sus familias, incluyendo iniciativas de microcréditos: fomentar el espíritu de iniciativa femenina para una mejor organización incluso en el contexto de actividades que son típicamente femeninas, pero que a menudo se convierten en formas de discriminación y explotación.

6. Promover una educación afectiva que permita a las mujeres establecer relaciones maduras de igualdad, excluyendo las adicciones que generan violencia física y psicológica, que concluyen, a su vez, en relaciones tóxicas, a fin de potenciar su autonomía y evitar recurrir a matrimonios forzados.

7. Reconocer y denunciar las formas de violencia y discriminación, física, psicológica, personal, familiar y profesional, incluida la mutilación genital femenina, la explotación doméstica de las niñas casadas, entre otras, ofreciendo a las mujeres que las sufren oportunidades concretas para distanciarse de esas situaciones mediante el desarrollo de nuevas formas de autorrealización.

8. Redescubrir el valor de la vida por nacer como resultado de una elección humana y social, contribuyendo a la cohesión social concreta a través de un pacto intergeneracional, que valore y promueva “la cultura de la vida”.

9. Desarrollar la conciencia de que la relación del cuidado es un estilo de vida indispensable en una sociedad cada vez más frágil, que necesita de las mujeres una nueva creatividad para afrontar los problemas de las personas mayores, los migrantes, los enfermos crónicos y otros.

10. Promover la presencia de las mujeres en los contextos de toma de decisiones de la Administración Pública, de la empresa, de la política, ofreciéndoles oportunidades concretas de formación de alto nivel, fomentando esa formación en redes de solidaridad con las mujeres.

Dadas las realidades apremiantes de estos momentos, me parece que las propuestas 4, 6 y 7 son por las que deberíamos empezar.

Urgente es iniciar con la propuesta 7, debido al desbordado incremento de violencia y discriminación en los ámbitos familiares y profesionales. Es necesario crear para esas mujeres que las sufren, instituciones laborales que garanticen la autosuficiencia para distanciarse de esos problemas.

Si logramos eliminar el abandono escolar de las niñas y las jóvenes en la educación primaria y apoyarlas si optan por estudios superiores, habremos cambiado hoy la percepción de los adultos sobre el beneficio de tener mujeres capaces de ejercer profesiones a nivel superior. Estaremos abriendo horizontes que en el mañana redundarán en grandes beneficios sociales.

La educación afectiva a las mujeres requiere del logro de establecer en el núcleo familiar relaciones maduras de igualdad. Este cambio de mentalidad es imprescindible en los varones, para desterrar toda violencia física y psicológica, así como las atávicas relaciones tóxicas, propiciadas por el machismo.

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