No podemos olvidar la pandemia

Hace cuatro años empezó el puente más largo de la historia porque de pronto los escuincles, perdón, las bendiciones no volvieron a la escuela físicamente hasta casi dos años después. Esta ñora, como toda nuestra generación, no va a olvidar esos días. Bueno, sí se olvidan los detalles porque sí hay como una bruma de esas confusas semanas donde no había fines de semana porque eran iguales a los lunes, martes o jueves. Pero sí recordamos la angustia, el miedo, la incertidumbre y sobre todo el pésimo papel que hicieron las autoridades de todos los niveles.

Pasarán a la historia, frases de el se-me-hincha-el-ojo-de-nuevo-porque-mi-candidata-está-resultando-menos-eficiente-que-el-AIFA como esa de que “la pandemia nos cayó como anillo al dedo” o la de “que si tienen que quebrar que quiebren”. Y algunas otras como las del exrockstar, de la pandemia que afirmó en el pico de su fama que “el presidente tiene fuerza moral no de contagio” (por cierto, una analista estos días se aventó otra parecida de que “miente, pero lo hace con sinceridad”). Pero esas son anécdotas porque el daño causado fue muy grave, y sí es cierto que se amortiguó por ser un fenómeno mundial lo que no debería hacernos valorar su gravedad.

Esta ñora está sumamente agradecida de que los escuincles, perdón, las bendiciones gracias al empeño del ñor y de las técnicas de administración de esta ñora puedan estar en escuela privada. Porque el desastre que hicieron en ese rubro fue callado, sin frases “memorables”, pero los estragos ni se midieron ni se atacaron. Dejaron más cavernas que sobre las que se está construyendo el Tren Maya, porque encima de todos esos huecos echaron a andar sus nuevos libros de texto incluyendo secundaria basado en unos programas cuya única motivación fue ideológica. Eso sí, como dijeron los sobrinitos del si-a-la-Clau-no-le-llevamos-acarreados-sus-mitines-estarían-más-solos-que-el-AIFA, “ya cuando se descarrile el Tren, ya es otro pedo”, y eso es lo que tarde o temprano pasará, si no con todas las bendiciones de este país, sí con muchísimos.

Esta ñora tampoco olvida que hacían ridículas coberturas de la llegada de las primeras vacunas, y el escándalo que se dio cuando se les negó a los médicos y enfermeras que trabajaban en hospitales particulares esas vacunas nomás por su lugar de trabajo. O que primero vacunaron a los Siervos de la Nación para que pudieran seguir con sus propagandas. O que se les negó y a los niños menores de 12 años la vacuna por meses y meses, y que mientras en otros países como Chile se pusieron hasta cinco refuerzos a toda la población acá muchísimas regiones no recibieron ni una aunque pocos hablan de eso. Y qué decir de preferir comprar la Abdala cubana o la Sputnik ruso o hasta la Cansino china que se sabía que eran menos efectivas y que no evolucionaron.

Por otra parte, esta ñora está leyendo casi a diario que hay listas de espera de 800 personas para operaciones de catarata (¡esa operación es de las más sencillas de ojos!) o que dan citas hasta enero 25 para estudios de rayos X, o que un pobre hombre se acabó arrojando de un puente peatonal frente a un IMSS porque no le atendieron un dolor intensísimo en los testículos. Es que entre el retraso “natural” por la pandemia más haber acabado con todo rastro de eficiencia en la salud estamos fritos.

Esos años de pandemia también hay que recordarlos porque fue justo en esos momentos que se vio de qué estaba hecha la Clau. Ya que, aunque hoy parezca increíble, al principio la Clau adoptó ciertas medidas que se escapaban de la ineficiencia federal. Claro, tuvo las propias como eso de dar ivermectina a lo loco y tratando de hacerlo un experimento sin autorización de la gente. Tenía a un monito que esta ñora ya no se acuerda cómo se llama, pero se apellidaba Clark que era muy buen comunicador cuando salía en el radio. Además, la Clau hizo un acuerdo con los empresarios que es poco reconocido porque ella se quedó con el mérito, pero la atención gratuita que se dio por meses y meses en el que fue el hospital más grande de la ciudad para COVID en el Centro Banamex. Todo lo que se gastó ahí fue pagado por esos empresarios y mucha gente se salvó gracias a eso. Claro no fue suficiente, pero sin los empresarios hubiera sido todavía peor, y en ese momento mostró que era capaz de crear sinergias positivas. Tuvo sus diferencias con el Gatell, pero acabó doblándose. En esos años, el logo de la ciudad era verde y empezó a mudar a guinda, y se repintó todo; y hoy vemos las consecuencias de tanto doblez guinda.

Por eso, y sólo por eso esta ñora piensa que sería un desastre votar por alguien que renunció a distanciarse, y cree que justo ahí se explica porque su campaña no jala. Ofrecer un segundo piso de esos desastres sólo pega con quien está muy pero muy mareado por la “sinceridad mentirosa” de este gobierno.

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