Existen serias preocupaciones entre la población consciente de lo que significan para México las elecciones del 2 de junio de 2024. Para quienes son partidarios de que Morena gane las elecciones su preocupación es que, a pesar de todo lo que el gobierno morenista tiene a su disposición, servicio y abuso, puedan perder. Y para quienes desean que se imponga una democracia que impida la destrucción institucional del país, es importante que la población salga a votar y lo haga por la oposición. Pero hay millones de ciudadanos que se mantienen mental y anímicamente ajenos a la vital importancia de esas votaciones, federales, estatales y municipales. Muchos de ellos, jóvenes.
Para los ciudadanos que se preocupan por llevar a más votantes a ejercer su derecho, y a entender lo esencial que se juega en esas elecciones para el país, a corto, mediano y posiblemente a largo plazo, su interés, es que se vote. Pero la experiencia y la observación indican que un gran segmento de la ciudadanía no expresa preocupación alguna y mucho menos la intención de votar en junio. Se trata de millones de jóvenes con credencial del INE.
El fenómeno de la falta de interés en la situación política y futuro inmediato de una nación, por parte de la juventud, no es algo particular de México, se presenta en muchos países. Tampoco es un asunto reciente, digamos de las nuevas generaciones, pues viene de años atrás, pero la observación social nos indica que ese desinterés juvenil se ha acentuado, y mucho.
Las personas que hablan sobre los peligros de que en junio gane el morenismo, y que la destrucción institucional de México, y el control político de Morena se agudice, llevando al país a una probable dictadura, son en general mayores de cuarenta años. Eso se ha visto en las marchas y concentraciones que se han realizado en defensa de la democracia, sobre todo el 18 de febrero. ¿La juventud con derecho a voto? Ausente. Así que: ahora ¿qué hacemos?
¿Qué debemos hacer? Existe una barrera mayor de comunicación entre los adultos mayores y los jóvenes, esos que se etiquetan como millennials. Efectivamente, y por diversas razones, los jóvenes tienen en mucho escalas de valores y de ideales (o falta de ellos) diferentes. Y usan un lenguaje nuevo, propio de ellos en mucho de lo que entre sí se comunican. Si, hay verdaderas barreras de comunicación para alentar a la juventud ciudadana a interesarse en la política del país y en el ejercicio del derecho y obligación de votar.
Para solucionar ese problema de comunicación e identificación generacional, hay que aplicar el principio homeopático socialmente: “similia similibus curantor”. Lo semejante cura lo semejante. Hay que alentar, entusiasmar a jóvenes con alguna forma de liderazgo a que convenzan a sus jóvenes amigos o sobre quienes tengan alguna forma de influencia, a que vayan a votar, y que lo hagan en defensa de la democracia, que tanto ha costado a México ganar a través de los años.
Si los adultos cuarentones y más se ocupan, además que en interesar a sus hijos y otros ´jóvenes cercanos a ejercer su derecho a defender la democracia y las instituciones nacionales votando en junio, lo hacen enfocando sus esfuerzos en convencer a los líderes juveniles (y a esos llamados con el anglicismo “influencers”) para que ellos hagan la necesaria labor de convencimiento, se puede ganar mucho. Esta es una tarea al alcance, mayor o menor, de padres de familia, de educadores (muchos de los cuales tienen entre 20 y cuarenta años), y dirigentes de organizaciones políticas y sociales de todo tipo. Como diría Cantinflas: “allí está el detalle”.
Con el apoyo de los mayores y de los jóvenes conscientes de la democracia, los jóvenes lograrán que millones de sus compañeros generacionales vayan a votar el 2 de junio a favor de la democracia, y no de la dictadura que se nos vendría encima a partir de octubre. Sí, la solución son los mismos jóvenes.
Estamos ya contra el calendario, en cuenta descendente al 2 de junio, así que manos a la obra, convencer a algunos jóvenes a convencer a otros millones de jóvenes a reflexionar sobre el presente y posible futuro cercano de México y a votar por la democracia.
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