La cultura del imperio romano solía tener distintos rituales y supersticiones, y en ellas buscaban conocer el futuro, y a veces sus profetizas (llamadas pitonisas) lanzaban malos augurios; así surgieron los llamados “idus de marzo” que eran los días de buena suerte. Al llegar este mes, dedicado a Marte, también arrancaba la primavera y los trabajos en el campo. Todo iba con buenos augurios hasta que, en un mes de marzo del año 44 antes de Jesucristo, se produjo el magnicidio de Julio César, y desde entonces se suele decir “cuídate de los idus de marzo”, para representar un cambio abrupto.
En México, los idus de marzo también se han significado por sacudir la política mexicana, sobre todo en la época de campañas presidenciales. Fue en marzo de 1988 cuando cayó asesinado Luis Donaldo Colosio, el candidato priista que fue abatido como aquel Julio César; su muerte también estuvo precedida de malos augurios; por ejemplo, una columna publicada en el periódico Excelsior, se titulaba “Te mataré oh hermano”, y apareció unos días antes del asesinato del malogrado candidato priista.
Fue en marzo del año 2000 que Vicente Fox se acercó en las encuestas a Francisco Labastida Ochoa, sobre todo después de primer debate. En el año 2006, López Obrador estuvo punteando en las encuestas por más de 20 puntos, sin embargo, en marzo, Felipe Calderón lo alcanzó en los sondeos de opinión, sobre todo después de la famosa frase de AMLO: ¡Cállate, Chachalaca!”, a partir de entonces la elección se volvió muy cerrada.
En la elección presidencial del 2012, Enrique Peña Nieto siempre se mantuvo en primer lugar de los comicios. En todo caso, fue en marzo de ese año cuando la candidata del PAN, partido que gobernaba al país, dio una amplia muestra de debilidad al no llenar el estadio azul, y a partir de ese momento, la candidata azul y blanco nunca levantó el vuelo y quedó en un penoso tercer lugar, los errores del entonces presidente Felipe Calderón y de la misma candidata abrieron el camino para el retorno del PRI a la presidencia.
A veces para bien y a veces para mal, los idus de marzo siempre aparecen como un fantasma que trae buenos y malos augurios. Vale la pena recordar que en plena Guerra Fría, se generó un movimiento democrático, en la entonces República Checa, que se le conoció como la primavera de Praga. Una primavera que sacudiría al mundo comunista, que amenazaba a la llamada cortina de hierro. Y por eso los jóvenes checos habrían hechos suyas las palabras de Pablo Neruda: “Podrán cortar todas la flores pero al final siempre regresará la primavera”.
La sucesión presidencial mexicana del 2024 promete estar llena de sorpresas durante los idus de marzo, de hecho, ya empezaron las nubes a concentrarse en el horizonte. Incluso a principios de febrero el presidente de México al hablar del porvenir mexicano, en lugar de mencionar las buenas cosas que podrían suceder, mencionó cosas fatales:
“…va a ser muy bueno el porvenir para México y su pueblo, estoy convencido de eso, muy consciente. Desde luego se van a seguir enfrentando problemas, pero nada grave…”
“No veo por ejemplo una crisis económica financiera como la que se padeció al término del Gobierno de Salinas y la entrada del de Zedillo, no veo, eso; no veo tampoco el que vayan a haber asesinatos políticos (toca madera) como se dieron en un tiempo, toco madera”, agregó.
Con un toque supersticioso de tocar la madera de su atril, mencionaba acontecimientos peligrosos, aunque decía no verlos. ¿Y si no los ve, para que decirlos?
Pero más allá de los malos o buenos augurios, la forma como se están comportando los actores, los discursos diarios de polarización y los intereses en juego apuntan a que tendremos sacudidas. Así son los idus de marzo.
La rueda de la fortuna rebaja ayer al que hoy encumbra
Refrán popular
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