100 días y algo más

Analicemos un poco lo que han sido los primeros 100 días de AMLO como presidente.


Luna de miel AMLO


En los EE.UU. se ha seguido la costumbre de evaluar los primeros 100 días de los presidentes. Algunos le llaman la “luna de miel”, del presidente, una especie de tregua después de la contienda electoral. También un período de ajuste del nuevo gabinete y del Congreso. Un período que se requiere por el corto tiempo que pasa entre las elecciones y la toma de posesión del presidente.

No es el caso en México. El tiempo entre las elecciones y la toma de posesión del presidente es muy amplio, tal vez demasiado: casi medio año. Un tiempo que se dedicaba a negociaciones entre las diversas fuerzas políticas y el nombramiento del Gabinete. Lo que no ocurrió en esta ocasión en que el presidente anunció su gabinete antes de las elecciones.

Como resultado, el presidente ya empezó a hacer propuestas al Congreso desde mucho antes de la toma de posesión y a tomar decisiones antes del 1º de diciembre, como fue en el caso del controvertidísimo NAIM. De modo que estamos hablando de más del doble del tiempo de la administración Morena: 100 días del presidente y más de doscientos días de un Congreso dominado por él. Casi la décima parte del sexenio morenista. Por esto, no dejan de tener alguna razón los que reclaman resultados.

Han resultado muy interesantes las posturas de la oposición (es un decir) y de muchos comentaristas. Lo fundamental ha sido tratar de cuestionar las contradicciones entre el presidente y su gente, entre las propuestas de campañas y los resultados, así como los aspectos chistosos (el ganso da para mucho) o ridículos de algunas declaraciones. Pero eso no le está importando a la población. Las encuestas de El Financiero, un periódico que no se le puede acusar de chairo, muestran que el público aprueba esta gestión por más del 80%, 10% más que lo que tuvo Fox en su mejor momento. Más aún: entre más le pegan a AMLO, más fuerte se hace. O así parece.

Los mensajes que está enviando, más allá de las declaraciones de él y de su gente son en, mi opinión, los siguientes:

* Reducción del aparato burocrático

* Cerrar puertas a la corrupción

* Evitar evasión de impuestos

* Énfasis en el gasto social

* Entregar dinero directamente a los beneficiados, sin pasar por organizaciones que cuestan dinero y reducen la efectividad de la ayuda

* Quitar apoyos a organizaciones de la sociedad civil, con la idea de que algunas son mecanismos para evasión de impuestos

Se le acusa de una aplicación poco delicada de estas medidas (usar machete en lugar de bisturí) debido a su novatez y la su equipo. Puede ser, pero el público está juzgando las intenciones, tal vez sin tener claro los resultados a largo plazo.

También puede discutirse la existencia de, por lo menos, tres líneas que podrían ser divergentes: la línea del presidente, la del Congreso y la de su partido. Lo que ha causado múltiples aclaraciones, saltos para atrás, intervenciones del presidente. ¿Es parte de un plan? ¿Están siguiendo la técnica de Lenin de “dos pasos adelante, un paso para atrás”? Estas contradicciones, reales y aparentes, han sido el alimento de las críticas a esta administración. Críticas que han sido ineficientes hasta ahora. ¿Será porque el desprestigio de la oposición es más profundo de lo que creen? ¿Será que los partidos tienen tales problemas internos que no han podido enfrentar su problema externo, que es mayúsculo? ¿Será que aún no entienden que no entienden?

En este período, el presidente ha tenido varios logros. Logros que podrían o no hacer mella en el electorado. Algunos son:

* Ha demostrado que “aquí mando yo”. Lo ha demostrado a la sociedad y, algo difícil, a sus propios seguidores. Cosa nada fácil: su movimiento está formado por las nueve tribus del moribundo PRD, los “políticos” del PRI y algunos de sus “tecnócratas”, y un surtido rico de expanistas y exmiembros de otros partidos. De modo que, sin un liderazgo fuerte, su formación fácilmente se puede desmoronar.

* A la sociedad le ha gustado este liderazgo fuerte. Tal vez por estar acostumbrados a liderazgos débiles, con poca representatividad y, en el extremo, con poca legitimidad. Tal vez por ello, las acusaciones de que sus actitudes parecen dictatoriales no le han hecho mella.

* Está creando nuevas “clientelas” entre jóvenes y ancianos. Basándose en problemas reales (el gran número de jóvenes que no estudian ni trabajan, así como los ancianos con pensiones miserables, si es que tienen alguna) está teniendo una nueva fuerza electoral importante. Tal vez sea la receta del PSOE español, que ha empleado esa fuerza para mantenerse en el poder.

* Ha logrado distanciarse de los discursos formalmente ideológicos, aunque en la práctica aplica algunos de sus postulados. Por ejemplo, el dominio del gobierno sobre la economía. Uno de los temas que ha evitado decir en público y que le ha permitido negociar el apoyo de los inversionistas nacionales, con escaso éxito, por otra parte.

* El regreso a los grandes monopolios estatales, aun a costa de ignorar las tendencias económicas y tecnológicas mundiales.

* El cuestionamiento de las reformas de la administración anterior, en particular la educativa y la energética, parece indicar el regreso del poder de los grandes sindicatos. Está por ver si prevalecerá la lucha contra la corrupción o ese poder sindical.

Es claro que en este período AMLO ha escogido sus batallas: algunas las asume, otras las pospone. No ha tomado una posición clara frente a Trump, pero sí ha asumido el apoyo a la dictadura de Maduro. A su izquierda no le ha dado una respuesta clara en el tema del aborto, lo cual no los tiene muy contentos. Tal vez, para evitar el enfrentamiento directo con diversas iglesias, prefiere que los proaborto actúen por su cuenta para poder presentar como un hecho consumado la despenalización del aborto y poder decir en corto a las iglesias que esa no era su intención.

Finalmente, valdría la pena hacer el análisis de la oposición en los primeros 100 días de AMLO o los primeros 200 días de MORENA en el poder legislativo. Una oposición muy poco eficaz, excepto en el caso de la militarización de la Guardia Nacional. Así como se dijo que AMLO ganó porque tuvo contrincantes malísimos, se puede decir que AMLO podría tener mucho éxito e incluso reelegirse, por la ineptitud de su oposición. Pero eso es tema para muchos otros artículos.

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