El 8 de marzo sólo fue un impulso a las revueltas de las personas en contra y a favor del aborto.
Alguna vez escuché a un hombre expresarse en contra de la legalización del aborto, siendo posteriormente invitado a callarse por una feminista que le dijo: “Eres hombre, no te puedes embarazar, no puedes opinar”. Esto fue aplaudido por muchas, que insistían en que el aborto es un tema que sólo compete a las mujeres. Incluso he escuchado a hombres utilizar la misma frase, excusándose para no meterse en el asunto.
Este argumento me pareció de lo más superficial: ¿acaso un médico no puede opinar sobre una enfermedad o tratamiento porque no está enfermo? Desde luego que no tiene sentido, las leyes deben ser defendidas o derogadas con base en argumentos y conocimientos para el bienestar social, no solo por presiones de un grupo.
Un amigo (varón) publicó el pasado 8 de marzo en sus redes sociales: “Doble moral es felicitar a las mujeres en su día y, al mismo tiempo, criminalizar su derecho a decidir sobre su cuerpo. #AbortoLegalYa”.
Me quedé pensando muchas cosas después de leerlo, pues seguramente para él yo entro en esa terrible “doble moral”, al defender el derecho a la vida y, a la vez, publicar que el día de la mujer es una gran oportunidad para pensar en nuestros derechos, obligaciones y en nuestro papel en la sociedad. Y felicitarlas también, ya que estamos en eso.
Traigo esto a colación porque se invirtieron los papeles. La mujer soy yo. La que puede embarazarse soy yo. Y en esta ocasión, la provida soy yo. Sin embargo, numerosas veces me han “invitado a callarme” por no pensar como las feministas. Entonces todo esto nunca se ha tratado de darle voz a las mujeres, sino de darle voz a un movimiento político que se llama feminismo. Seas hombre o mujer, lo que en realidad importa es que pienses como ellos, de lo contrario te invitan a guardar silencio.
El 8 de marzo inició como una conmemoración a los derechos laborales de las mujeres. Yo quiero luchar porque las mujeres ganemos lo mismo que los hombres haciendo el mismo trabajo. Yo quiero alzar la voz para que todas las niñas tengan derecho a estudiar y vivan libres de todo tipo de violencia. Pero como no comparto los ideales del pañuelo verde, no soy tan bienvenida. El 8 de marzo las feministas me invitan a quedarme calladita, ¿no es justo eso lo que dicen que atacan? ¿o es sólo cuando les conviene?
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