Fue a mediados de septiembre del año pasado cuando –tras doce años de trabajo- Nacho Cano estrenó en Madrid el musical “Malinche”, todo un show que ha tenido un éxito inusitado.
Antes de seguir adelante, preciso será hablar del “malinchismo”, palabra que desde hace tiempo se ha incorporado al léxico mexicano.
“Malinchismo” es el sinónimo de la traición a las propias raíces y en México hace referencia a la actitud de quien muestra apego al extranjero con menosprecio de lo nacional.
Según esto, Malinche –intérprete y amante de Cortés- fue la gran traidora que contribuyó a que su pueblo fuese sojuzgado por una potencia extranjera.
Ciertamente que sin la ayuda de doña Marina (Malinche) habría sido imposible la epopeya que realizaron medio millar de españoles al conquistar el temible imperio azteca cuyo jefe era el poderoso Moctezuma.
Una epopeya en la que también fue básica la ayuda de los aliados tlaxcaltecas que vieron en Hernán Cortés al caudillo que estaban esperando porque venía a liberarlos del aborrecido yugo mexica.
Doña Marina fue algo más que la amante de Cortés con quien tuvo un hijo: Martín, el primer mestizo que se convirtió en el símbolo del México que estaba a punto de nacer.
Doña Marina fue la voz del conquistador ante los indígenas puesto que era ella la encargada de traducir sus palabras. Gracias a la Malinche (Doña Marina) Cortés pudo desplegar sus dotes de diplomático al conseguir que los caciques de Tlaxcala y demás pueblos sojuzgados por los mexicas aceptasen unirse al Conquistador y marchar sobre Tenochtitlán.
Doña Marina fue una mujer que apareció en la vida de Cortés de un modo inesperado pero providencial puesto que sin su ayuda Cortés no habría avanzado ni dos pasos más allá de las playas de Veracruz.
Una mujer decisiva dentro de esa gran epopeya que fue la Conquista de México que trajo consigo el final de los sacrificios humanos, la civilización occidental, la unidad lingüística, la fe cristiana y el nacimiento del México Mestizo que es el México de hoy.
Una mujer que ha sido calumniada por la Historia Oficial que la presenta como si fuese una vulgar traidora a su propia sangre siendo que, más que traidora, fue una de la libertadora de infinidad de pueblos oprimidos.
Conforme el tiempo va pasando, la verdad histórica va saliendo adelante poniendo a cada personaje en el lugar que le corresponde.
Obras como el musical de Nacho Cano que tanto éxito ha tenido en Madrid contribuyen a que se haga justicia y a que la gente vaya comando conciencia de lo que ocurrió en realidad.
Vale la pena mencionar que Nacho Cano hizo un estudio exhaustivo del personaje gracias a que contó con el asesoramiento del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) el cual se lo prestó porque fue decisivo el apoyo del entonces presidente Ernesto Zedillo.
Abundando en lo mismo: Fue allá por 1998 cuando la historiadora Eugenia Imandt publicó “La Malinche. El derrumbe de un mito”, novela amena e interesante cuya autora me concedió el honor de escribirle el prólogo.
Doña Marina, un personaje sublime, prudente pero incomprendido del cual podemos decir que así como Cortés es el padre del México actual, la Malinche viene siendo la madre del mismo pueblo.
Y ponemos punto final a este comentario citando unos juicios que ese gran escritor navarro que fue Rafael García Serrano publica en su novela “Cuando los dioses nacían en Extremadura”
Refiriéndose al encuentro entre Cortés y la Malinche, encuentro que fue preludio inmediato del mestizaje, dicho autor nos dice lo siguiente:
“Frente a frente eran como el primer hombre y la primera mujer, como los creadores de una raza, como la primera pareja de cualquier especie. Les ganaba la magia de su encuentro, su alegre juventud, la aventura prodigiosa que cortaba en dos la historia de las dos razas para hacer una sola raza y una sola historia”
En fin, esperemos que sea muy pronto cuando nuestro compatriota Nacho Cano se decida regresar a México para estrenar en la patria de la Malinche una obra que tanto éxito ha tenido.
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