Es la pregunta que se hacen muchos columnistas y analistas de los medios de comunicación, pero también se la hace mucha gente que apenas hace un par de meses estaba feliz con el xochilismo que había irrumpido en el proceso de selección del Frente a la candidatura presidencial. Lo que para muchos era un fenómeno electoral, terminaron aceptándolo como solamente un efecto mediático y de redes. Lo que se denominaba antes como una “llamarada de petate”. Es muy probable que la propia Xóchitl y sus impulsores tampoco esperaran que “el efecto” fuera a tener el gran impacto que tuvo y que no habían planeado nada. El resultado está a la vista.
Por supuesto que no es cosa sencilla una campaña presidencial competitiva, pero creer que el tiempo va a arreglar las cosas es un error. Es correcto decir que Claudia lleva ventaja, pero no pierde el tiempo. Por uno u otro lado deja sentir el diseño de su campaña. Que si ya se sumó fulano, que si ya tiene a un equipo trabajando en su propuesta y, en el caso de Xóchitl, ni siquiera sabemos quiénes están en su campaña. Cierto, esto acaba de empezar oficialmente, pero era para ya tener algo de claridad. Una campaña no solamente es la candidata, el candidato, también es quienes conforman el acompañamiento. Arturo Zaldívar nos puede parecer un tipo sin escrúpulos, un sujeto infantilizado por sí mismo, un hombre de vocación lacayuna, sí, pero ya es parte de las caras de Claudia y eso a muchos de los lopezobradoristas les encanta. Mientras tanto, Xóchitl le ofrece disculpas a Alito Moreno por haber deslizado que era un impresentable.
Es injusto adjudicarle a estas alturas culpas a quien carga con la candidatura. Está visto que Xóchitl hace lo que puede y de manera entusiasta. Pero es claro que o no ha tomado decisiones o las que ha tomado no son muy buenas. Hay quienes dicen que los partidos la abandonaron, que los de la sociedad civil no pasan de la buena voluntad y que no tienen peso. También se comenta que Claudio X. González y su grupo de empresarios y opinadores que fueron los primeros en vender la “narrativa” xochilesca han de seguir de vacaciones en Europa y nada más mandaron de regreso a Santiago Creel. Están más preocupados de que salió Samuel que de la distancia que les lleva Claudia (aunque, a decir verdad, hacen bien en preocuparse por Samuel, pues su inclusión en la campaña también marca la participación de otra mujer en la contienda: Mariana, la esposa del candidato naranja).
No es lo mismo llevar dos meses de candidata y haber decidido competir hace tres que llevar dos años de campaña y haber decidido competir hace cinco años. Xóchitl tiene muchas cosas positivas como candidata, pero algo le falta a su campaña que se encuentra estancada. Cierto, tiene oportunidad de enmendar el tiempo perdido, pero requiere de tiros de precisión, no puede estar echándose para atrás que porque dijo tal cosa o tuiteó tal otra. Tampoco puede estar pensándose como mujer de izquierda progresista y ser la candidata del PAN. A la gente no le importa que sea de izquierda o de derecha, sino que sea definida, que diga qué quiere y, sobre todo, qué no quiere. Hoy en día el centro está borrado. El xochilismo puede ser un lado, pero lo tiene que definir.
Por lo pronto, el xochilismo es un desorden.
En fin, que iniciaron las precampañas y, en realidad, las campañas. Junto con este inicio comenzará a tomar vigencia la conversación púbica sobre las elecciones y eso influirá en las encuestas. Ojalá Xóchitl sepa tomar las decisiones correctas y retomar el efecto de hace un par de meses, pues, como pudo darse cuenta, son millones los que pueden acudir a un llamado correcto. A ver qué pasa en los próximos días, pues la inclusión de Samuel le puede dar un viraje distinto a la contienda. Se puede poner bueno.
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