Para quienes están sensiblemente preocupados por la situación política del país, en proceso constante de destrucción de diversas formas de instituciones y leyes nacionales, las elecciones de 2024 son una encrucijada de revertir esta destrucción y su camino a una dictadura o de que se fortalezca. Y para tratar de despertar conciencia entre los ciudadanos sobre la necesidad de votar por una opción diferente a la del presidente y sus partidos, se recurre a muchos mensajes escritos o verbales, memes o imágenes tratando de mostrar los males del actual gobierno y su mayoría legislativa, y que la gente, efectivamente, se preocupe, tome bien conciencia y se convenza de que debe votar y votar “bien”.
Pero muchos de dichos intentos de convencer tienen mensajes de ofensa, injuria y desprecio hacia quienes se mantienen emocionalmente leales a la tal 4T y al presidente. El lenguaje ofensivo hacia los llamados chairos, amlovers o más epítetos, sirve a quienes los generan o comparten, como una manera de desahogar su enojo, alarma o preocupación. Sin embargo, fuera de compartir desprecios y enojos, dichos mensajes ofensivos no convencen a nadie de no votar por Morena en 2024, ni de apoyar al presidente y sus cómplices.
Se supone que los mensajes anti Amlo y anti Morena deberán convencer a los indecisos y a los fanáticos del actual gobierno de que cambien su actitud o lealtades políticas, y que lo derroten tanto en la elección presidencial como en las de legisladores federales o locales, de gobernadores y de cientos de presidentes municipales. Pero a muchos indecisos, el lenguaje insolente les parece inaceptable y rechazan argumentos anti Morena por esa razón, por lo que las burlas contra los “chairos” y contra el presidente no les hacen reflexionar sobre la necesidad de votar en 2024.
Lo más importante es la necesidad de convencer a los amlofans de que ya no vuelvan a votar por Morena, y si los mensajes que les llegan son de insultos y desprecios, en vez de cambiar de opinión, reforzarán, por lógica emocional, su fidelidad, ante los intentos absurdos de convencerlos. Cada cartón, imagen o mensaje contra el presidente y sus cómplices basado en injurias, y hasta en falsedades (esas que a muchos les parecen útiles) producen el efecto contrario, el de solidarizarse con los injuriados.
Muchos suponen que los partidarios del presidente, los que se evalúan como el voto duro que volverá a votar por Morena, ya no van a cambiar de opinión. Y eso porque las lealtades políticas, en donde sea, no como fenómeno mexicano, son básicamente emocionales, no racionales. Cuando alguien está emocionalmente fanatizado ya no razona los argumentos o información que se les pongan enfrente, simplemente porque no desean hacerlo. Y no es en muchos casos por falta de inteligencia o cultura política, sino porque no quieren, o porque les da miedo reconocer que se equivocaron, que les convencieron de ofertas políticas que fueron falsas. Básicamente, se niegan a pensar. Así que clasificar a los millones de votantes de Amlo-Morena como idiotas, y decírselo, es contraproducente.
Sin embargo, generalizar de que todos los fieles de Morena no cambiarán de opinión es falso y que no vale la pena intentar convencerlos. En todas partes del mundo, entre los engañados política (o religiosamente, también) siempre hay quienes ante la evidencia de los hechos, cambian de opinión. Pero para que eso suceda, es necesario que la información que se les presente sea verdadera y convincente, emocionalmente convincente. Cuando se platica con gente desconocida, se va viendo cómo muchos se han convencido de los engaños de Amlo, de sus políticas antipopulares y de los daños que les afectan directa o hasta indirectamente, pero de los que son testigos, y manifiestan haberse equivocado al creerle y haberle dado su voto.
Pero volviendo al principio, es importante insistir en que todas la denuncias o ataques al presidente y sus cómplices que son injuriosos, solo sirven como desahogos para quienes ya están convencidos de no votar por Morena, y no convencerán a quienes apasionadamente apoyan y defienden al presidente y a Morena, a eso que llaman 4T. Y que, insisto, aún a muchos indecisos les parecen vulgaridades que no valen la pena tomar en cuenta, es más ni siquiera leerlos o escucharlos, y por lo tanto no son medios de convencimiento. Y a los fieles seguidores convencidos de que el presidente es bueno, que apoya al pueblo y todo lo demás que predica, incluyendo que lo que él diga en sus mañaneras o donde sea, son verdades indiscutibles, las burlas, desprecios u ofensas, en vez de convencerlos los justifican en sus lealtades, al menos por pura emotividad. En cambio, el lenguaje sencillo, hablado o escrito, y las imágenes auténticas de personas y de hechos, sí pueden tener resultados de convencimiento. Presentar dramas humanos, como los homicidios, las desapariciones, la falta de medicinas, y las tragedias no atendidas, como es el caso del abandonado Acapulco y municipios circunvecinos, pueden motivar el cambio de opinión sobre este gobierno y sus graves fallas.
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