A la fecha, mediados de noviembre de 2023, formalmente no ha iniciado la campaña presidencial. Teóricamente, no debería haber promesas de campaña ni mítines enfocados al público en general. Supuestamente, los actos públicos que existan deben ser únicamente aquellos orientados a los miembros de los partidos y sus simpatizantes. Algo muy difícil de controlar, por lo que el INE ni siquiera está intentándolo, y se contenta con hacer exhortaciones que, en la práctica, están resultando bastante inútiles.
Algunas de las ofertas se orientan a los propios partidos. Por ejemplo: defender la 4T y poner un segundo piso a la Transformación, son propuestas orientadas a los adherentes de los partidos que forman una de las alianzas. Por otro lado, el frente opositor habla de destruir los cotos de poder de la 4T y sus proyectos, con excepción de los orientados al bienestar social.
Evidentemente, podría haber otras opciones. Nada en la ley prohíbe que pensadores, comunicadores o que los propios políticos puedan hacer declaraciones a nivel personal. Y de hecho hay muchos que lo hacen. Lo que ocurre en otros países democráticos, muy peculiarmente en Inglaterra, es la formación de un gabinete en la sombra dónde se reparten áreas de la administración, para analizar las acciones y resultados del gobierno en el poder, diciendo qué acciones tendrían los opositores, si estuvieran gobernando. Es algo complejo. Hubo algún intento de formar algo así en nuestro país, pero no hubo la constancia necesaria para llevarlo a cabo.
La Alianza opositora ha criticado, ferozmente, los resultados y las acciones del gobierno de Andrés Manuel. Pero analizando esas críticas nos encontramos con que hay muy poco de propuesta. La inmensa mayoría de esas tienen que ver con decir que los funcionarios de la 4T son personas deshonestas o ineptas. Pero raramente se critican las ideas mismas. Parecería que no tienen otras propuestas, salvo la de que sus opositores dejen el gobierno y ellos realizarían las mismas acciones, encargándolas a personas con capacidad y honestidad.
Probablemente, no se han dado cuenta de que le están pidiendo al electorado que den un salto de fe. Me explico. Los creyentes de las distintas religiones aceptan una serie de aseveraciones sin tener un respaldo científico y a veces ni siquiera lógico. En estos casos ocurre lo que se llama un salto de fe: se acepta la afirmación sin tener otra base que sus creencias. Esto pasa con la oposición en nuestro país: nos piden nuestro voto, sin que nos propongan un modo diferente de gobernar, con otras acciones. Si nos piden únicamente que les demos nuestro voto de confianza, para que hagan lo mismo que está haciendo la 4T, basándose únicamente en que van a tener personas más capacitadas, nos están pidiendo que votemos sin tener muchas bases, qué harán lo mismo y que las cosas saldrán bien.
Algunos ejemplos. Critican las acciones para el rescate de Acapulco. La pregunta sería: ¿qué otras medidas tomarían? Si solo proponen que estas medidas se les encarguen a personas diferentes, nos están pidiendo un acto de fe. ¿Cómo nos garantizan los partidos que ya estuvieron en el poder, que ahora tienen personas con una gran capacidad que pueden llevar a buenos resultados las mismas medidas que se están aplicando? ¿Cuál sería su plan de rescate? En la crítica al cierre del nuevo aeropuerto en la Ciudad de México y la creación del aeropuerto de Santa Lucía, ¿cuál es su propuesta para mejorar la comunicación y el turismo en nuestro país? ¿De qué manera resolverían los problemas que ese cierre y su substitución han provocado? ¿Proponen rescatar el difunto aeropuerto nuevo en Texcoco? ¿Un reordenamiento de las rutas aéreas con varios centros de transbordo importantes en varias partes del país, de manera que los que viajen de Durango, por ejemplo, a Monterrey o a Guadalajara no tengan que pasar forzosamente por la Ciudad de México, como ocurre en muchísimos casos? ¿Cómo resolverían el abasto de medicamentos, manteniendo un costo razonable de la operación de los hospitales públicos? Y, como estos, se podrían dar muchos más ejemplos.
Es claro que nuestra oposición o al menos la mayoría de ella sólo han demostrado que saben atacar, pero no ha mostrado cómo pueden proponer mejores soluciones. Mientras no lo hagan, el votante se encontrará con la situación de que la 4T ha hecho propuestas y las ha llevado a cabo, mejor o peor, pero sus opositores todavía tendrían que demostrar que tienen la capacidad de hacer eso mismo con mejores resultados. Sin esto, nos estamos poniendo en el plan de votar por simpatía o, sobre todo, por credibilidad. Nuestros partidos opositores tuvieron la oportunidad de hacer cosas mejores y no lo consiguieron. Lo que deben lograr en la ciudadanía es la confianza, la cual procede de la credibilidad de sus candidatos. Y esa está por verse. Si el único argumento es que su opositor es inepto, todavía nos tienen que demostrar, sin lugar a dudas, que ellos tienen más aptitud. Y esto es muy difícil de lograr si no tienen la capacidad de proponer nuevas opciones: no nuevos funcionarios, sino nuevas maneras de resolver los problemas nacionales.
En justicia, hay que reconocer que hay un partido que no pertenece ni a la 4T ni a la alianza opositora: el Movimiento Ciudadano. A principios de este año, ellos reunieron un grupo importante de pensadores y especialistas, quienes tomaron diferentes áreas que debe atender el gobierno e hicieron un diagnóstico y una serie de propuestas. El procedimiento, que llevó varios meses, estuvo abierto al público en general y, aunque no tuvo una participación enorme, sí es un esfuerzo interesante y generó propuestas que podrían debatirse, más allá de la crítica a los gobernantes actuales y pasados.
Es claro que no es fácil oponerse, en particular hacerlo de una manera democrática. En los cuatro últimos cambios de gobierno, podemos decir en verdad que los partidos no ganaron, sino que sus contrincantes perdieron. Tanto el PRI como el PAN ganaron porque el partido en el poder al que se opusieron no hizo bien su tarea y perdió la confianza del electorado. No porque hayan presentado cambios fundamentales y creativos, sino porque el ciudadano perdió la confianza en quien los gobernaba. ¿Dará tiempo de que nuestra oposición aprenda estas lecciones y cambie su manera de competir? ¿Habrá modo de que entiendan que no sirve irse por el camino fácil de los ataques, y que en cambio hay que tomar el camino más difícil y riesgoso de ser creativos, propositivos y proactivos? Ojalá lo veamos. Porque de otra manera seguiremos viviendo un clima de polarización y ataque indiscriminado que a nadie le está beneficiando.
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