Fue el 20 de julio de 1923, hace más de un siglo, cuando, víctima de una emboscada, fue abatido el revolucionario Francisco Villa, también conocido como “El Centauro del Norte”.
A partir de entonces, dicho personaje pasó a formar parte de la leyenda, pues muy pronto su figura y actuación fue presentada con los rasgos propios de un Robín Hood digno un Cantar de Gesta.
La leyenda creció de tal modo que, bajo el régimen del presidente Gustavo Díaz Ordaz, el nombre de Pancho Villa fue inscrito con letras de oro en el muro de la Cámara de Diputados.
Y ha sido de tales dimensiones el afán por glorificar a Villa que, por disposición del presidente Andrés Manuel López Obrador, 2023, centenario de su muerte, fue declarado “Año de Pancho Villa”.
Ahora bien… ¿Quién fue en realidad “El Centauro del Norte”? ¿Merece todos los homenajes que se le prodigan?
Empezaremos diciendo que, tras la caída del dictador Porfirio Díaz en mayo de 1911, en México se desató un caos de tales dimensiones que los grupos guerrilleros empezaron a brotar por todas partes como si fueran hongos en la humedad.
Uno de esos guerrilleros era Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa.
Al igual que la inmensa mayoría de aquellos guerrilleros, Pancho Villa fue un sujeto desalmado que se dedicó a saquear, incendiar, violar mujeres y asesinar sin ninguna clase de compasión.
Vale la pena recordar la xenofobia de un Pancho Villa que sentía un placer muy especial cuando asesinaba chinos por el solo hecho de ser chinos.
Es famosa aquella fotografía que presenta a un Pancho Villa en Palacio Nacional sentado en la silla presidencial.
Un asesino, ladrón y violador sin escrúpulos que sembró el terror por donde pasaba y que bien podría compararse con aquel caballo de Atila del que se dice que por donde el caballo pasaba no volvía a crecer la hierba.
Del Pancho Villa desalmado existen pruebas numerosas y hasta hace algunas décadas aún podíamos contar con el testimonio de ancianos octogenarios que en su juventud padecieron por causa de dicho personaje.
Sin embargo, en sectores oficiales se le presenta como un héroe e incluso se le dedica todo un año. ¿Cuál es la explicación?
Muy sencillo. Aquí en México, desde hace más de siglo y medio se da un fenómeno muy especial que es la llamada Historia Oficial.
Por medio de la Historia Oficial se presenta lo que ocurrió exactamente al revés o sea denigrando a la gente de valía y ensalzando a ladrones y embusteros.
Todo esto no se da por casualidad ni por ignorancia, sino que persigue una finalidad muy concreta: Justificar la presencia en el poder de un grupo determinado.
Quienes durante más de siete décadas detentaron el poder gracias al PRI-GOBIERNO se vieron obligados a dejar dicho poder a sus herederos que no son otros que los militantes de MORENA.
Gracias a una serie de matanzas perpetradas por Villa, Zapata, Carranza, Calles y Obregón, fue posible que una camarilla llegase al poder y que lo retuviese tantos años.
Claro está que a dicha camarilla no le convenía contar la verdad de lo ocurrido durante la Revolución pues si lo hiciera carecería de la necesaria legitimidad de origen para mantenerse en el poder.
Esa es la explicación por la cual, gracias a la Historia Oficial, presentan como héroes a quienes hace más de un siglo les pavimentaron el camino.
Esa es la explicación por la cual a Pancho Villa, un bandido, ladrón, violador y asesino se le rinden tantos homenajes.
Y lo mismo hace con Calles, Obregón, Zapata y demás sujetos de la misma calaña.
Te puede interesar: Presencia franciscana en México
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo