Candidata ‘habemus’

No salió como se planeaba, pero Xóchitl Gálvez es la candidata que abanderará a la oposición en las elecciones presidenciales del año que entra. Bien por ella, bien por los que dieron esta batalla a su lado. Xóchitl tiene todo el potencial para ser una candidata competitiva y, sin duda, será una gran representante de la ciudadanía que votará por ella.

Cierto, el Frente, en su soberbia, estuvo a punto de echar a perder todo el trabajo que ellos mismos habían hecho. El modelo de elección que se empeñaron en organizar no se llevó a cabo por suerte y por la decisión del PRI. La consulta del domingo tenía todas las características de un desastre anunciado. La fiesta democrática ciudadana que anunció hace unos meses el Frente tuvo tres características relevantes:

1) No fue una fiesta.

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2) No fue democrática.

3) No fue ciudadana.

Ahora bien, ¿esto empaña la candidatura de Xóchitl? De ninguna manera. Deja muy mal parada a la directiva del Frente, que se movió entre la ingenuidad y la arrogancia, las consignas ridículas antipartido y una opacidad de campeonato, pero a la candidata en nada la toca. Ella cumplió con creces lo que se esperaba de su lanzamiento. Trabajó de sol a sol, no dejó entrevista por hacer, recorridos, foros, discursos, mítines, videos. Un trabajo rudo, pero sólo una pequeña probadita de lo que le espera. La camarilla que dirige el Frente debiera pasar a reflexionar sobres errores y dislates. Hubiera sido menos costoso, más claro y correcto, hacer un proceso de declinaciones que haber terminado todos en las oficinas del PRI dándoles las gracias por los favores recibidos. Tratándose de algo interno caben las equivocaciones; al enfrentar al gobierno en plan de campaña y al Presidente como actor principalísimo en contra, el margen de error se reduce sustancialmente.

El jueves pasado en un artículo (’El propósito es sólo uno’, Reforma 30/08/23), Jorge Suárez Vélez –gurú del xochilismo radical– decía que el único propósito de todo era ganar las elecciones presidenciales del año que viene. Tiene un punto importante. La política no está peleada con lo práctico; muy al contrario, saber hacer política tiene que ver con escoger lo mejor para el propósito, más allá de los caminos trazados. Necear con la elección del domingo hubiera resultado en un absoluto despropósito para todo el esfuerzo opositor (candidatas, partidos, ciudadanos inscritos en el padrón) y solamente hubiera beneficiado al déspota de Palacio. El propósito vale los medios en este caso.

Claro, quedan muchas cosas que ver. Xóchitl todavía no es suficientemente conocida. El furor tuitero tiene sus límites –es una burbuja–. Tendrá que presentarse de nuevo hasta que la historia cale en todos lados. El Presidente ha logrado colarle negativos y ella tendrá que machacar sus positivos al darse a conocer. A diferencia de Claudia, ella tiene para dónde crecer. A diferencia de Claudia, no tiene la sombra de nadie encima que le estorbe, que le quite movilidad e independencia.

Por lo pronto, la propia Xóchitl sabrá qué cosas tendrá que cambiar y profesionalizar porque las campañas se tratan de aciertos, pero también de no cometer errores.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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