El gobierno lopezobradorista demuestra cada vez que la 4ta transformación es retroceso en México, esto se ve reflejado en el hecho de las personas que mando a Nueva York a comprar las pipas que distribuirán la gasolina en todo México.
Ya hemos comentado como con el gobierno lopezobradorista, la llamada por ellos mismos cuarta transformación, es un viaje al blanco y negro, un boleto al pasado. Si alguno pensaba que decir eso era un eslogan de campaña, los dichos cotidianos y las actitudes de los participantes del gobierno federal y del propio presidente de la República, no hacen más que confirmar que hemos entrado en el túnel del tiempo.
Quizá una de las notas más llamativas de los últimos días –descontando la tragedia en Hidalgo– fue el anuncio de una “misión de alto nivel” para comprar pipas en Estados Unidos. Repito: “Una misión de alto nivel para comprar pipas”. Y sí, fue de alto nivel, ni más ni menos que tres secretarios de Estado se lanzaron por mandamiento presidencial a comprar centenas de unidades para transportar combustible. El canciller Ebrard, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, y la de Función Pública, Eréndira Sandoval, se apersonaron en Nueva York para cumplir con la orden de comprar 500 pipas. ¿No tenían algo mejor qué hacer? ¿Están calificadas esas personas para comprar camiones cisterna? Uno puede imaginar a Irma Eréndira platicando con algún proveedor: “Y dígame, míster, a cómo está dejando la pipa, ya lo menos, porque fíjese que nos interesan muchísimas, son cientos de pipas –así les decimos nosotros, míster, pero no cualquiera, ¿eh? Nos mandó el mismísimo líder, el señor presidente López Obrador a comprarle sus pipas, pero le reitero: necesitamos que sean de gran calidad porque son para transportar gasolina de aquí para allá, bien llenísimas de gasolina, por todo el país porque tenemos gasolina, pero nos faltan camiones. La verdad los ductos no nos parecen la gran cosa, así que díganos de a cuánto es lo menos y nos las llevamos a la de ya. Usted dice, mi buen”. A saber cómo fue, pero el resultado es que compraron 571 pipas los tres secretarios de Estado. Ojalá hayan realizado una buena compra porque se hizo con dinero público. Pero lo que sorprende es que se le denominara “misión de alto nivel” a lo que seguramente pudieron realizar con mayor precisión técnicos preparados para adquisición de ese tipo de camiones. Secretarios de Estado en funciones de jefes de compra.
Las decisiones de este gobierno parecen indicar que se desempeñan como si fuera una presidencia municipal grandototota. La improvisación, la desfachatez, el desorden que priva entre los colaboradores del presidente, la ineptitud hasta para ponerle una lámina de PowerPoint que solicita López Obrador, la irresponsabilidad de no tener los datos relevantes en la memoria (particularmente la secretaria Rocío Nahle ha mostrado una verdadera vocación por la humillación pública notable, cada vez que aparece se hunde más en el descrédito), la forma en que se presentan. Es claro que, a pesar de la contundencia de la realidad, no saben en dónde están parados ni el nivel de responsabilidad.
Es curioso el campo de frases en que se mueve el gobierno. Todo parece una queja sobre el progreso. Dejamos los ductos que transportan más combustible, más rápido a menor precio (más allá de las estrategias contra el huachicoleo) y se cambian por pipas. Se dice que las computadoras, los sistemas de tecnología, son “una moda” que hay que frenar. Hay una suerte de aversión a lo moderno. Las licitaciones no son necesarias porque el gobierno tiene “la conciencia tranquila”. Como si el problema fuera la conciencia del gobierno y no la necesidad, y el derecho, de saber cómo y en qué gasta el gobierno.
Así, con ocurrencias, se construye la transformación en la presidencia municipal.
Te puede interesar: Aristas de la tragedia
@yoinfluyo
redaccion@yoinfluyo.com
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com