Ideologización de la niñez mexicana

La Cuarta Transformación no sólo tiene en su agenda mandar al diablo a las instituciones, lo cual ha venido haciendo de modo sistemático hasta donde se lo ha impedido el Congreso y la Suprema Corte. Ahora se pretende destruir y frustrar la vida de la niñez mexicana mediante un descarado proceso de ideologización a partir de la “nueva escuela mexicana” y los libros de texto obligatorios que ha producido la SEP y que pretende imponer a pesar de la resistencia social y un amparo para que cesara la impresión de los libros.

El marxista Marx Arriaga, haciendo honor a su nombre y con el apoyo del ideólogo chavista Sady Arturo Loaiza, produjeron unos textos plagados de errores, omisos en la transmisión de conocimientos y con una pedagogía inadecuada, pretendidamente fundada en el método de Paulo Freire, autor de la “Pedagogía del oprimido”, con lo que se pretende ideologizar a la niñez.

El método adoptado, como en Venezuela, consiste en introducir la lucha de clases propia del marxismo, con el propósito de formar una generación que ayude a la instalación del nuevo socialismo que se aplica en Venezuela y en Nicaragua, donde se han instalado verdaderas dictaduras que han empobrecido a esos países, provocando la emigración de muchos ciudadanos que huyen, tanto por el deterioro de la vida como la cancelación de las libertades.

En el caso mexicano, Marx Arriaga y su compañero venezolano, quien realizara el mismo proceso en su país de origen, incumplieron con las disposiciones legales que obligan a que los libros de texto obligatorios sean puestos a consulta de expertos pedagogos, docentes y padres de familia. Diseñaron los libros en lo oscurito, con la pretendida idea de dar un golpe de mano e imponerlos sin resistencia. Pero fallaron en el intento.

La Unión Nacional de Padres de Familia, institución que históricamente ha sido vigilante de la educación en el país y defensora del derecho primario de los padres a educar a sus hijos conforme a sus principios, al conocer lo que estaba sucediendo y la orientación que se daba a los libros, presentó un amparo para que éstos no se imprimieran. El amparo les fue concedido y una jueza ordenó que se suspendiera la elaboración de los textos. Sin embargo, a pesar de dos órdenes que dio el Poder Judicial para que cesara la impresión, en un claro desacato se han elaborado y se están distribuyendo para que los gobiernos de los estados los circulen las escuelas locales para el próximo ciclo escolar.

A pesar de la orden judicial, el presidente Andrés Manuel López Obrador y la secretaria de educación, Leticia Ramírez Amaya, se han manifestado cómplices de Marx Arriaga, con lo cual desobedecen y desafían al Poder Judicial de la Federación, en una clara violación al Estado de Derecho.

El rechazo a los libros, desatado por la UNPF se ha generalizado. Expertos en educación y hasta los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), así como empresarios de la COPARMEX y el IMCO se han pronunciado en contra de unos textos que lejos de lograr un mejor nivel educativo de las nuevas generaciones, con lo que al rezago educativo producto de la pandemia, ahora se suma el propósito explícito de la SEP da mantener en el rezago y la ignorancia a la niñez mexicana.

A su vez, en las entidades donde gobierna la oposición, los gobernadores de Jalisco, Guanajuato y Chihuahua, han anunciado que ellos no distribuirán los libros y no se utilizarán en sus escuelas.

Las voces en contra del bodrio que son estos textos, donde, como ya se señaló, se encuentran numerosos errores, también se pretende imponer la ideología de género, que generaría confusión en entre los educandos.

Finalmente, hay que señalar que el Episcopado Mexicano respaldó a la sociedad civil que ha levantado la voz en defensa del derecho de los padres de familia como primeros educadores de sus hijos, y pidió a las autoridades que respeten el amparo ya concedido.

Toca al resto de la sociedad ejercer, también, una resistencia pacífica frente una clara violación del Estado de Derecho en nuestro país, que es un paso delante de la pretensión de imponernos una transformación en la que no está de acuerdo, al menos, el cincuenta por ciento de los mexicanos e instaurar un gobierno autoritario.

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