Estamos a un año de las elecciones presidenciales que, supuestamente, dirán quién será el sucesor de López Obrador. El salto al escenario electoral de Xóchitl Gálvez ha regalado a los mexicanos, descontentos con el actual presidente y con las tribus de Morena, una cucharadita de esperanza de que eventualmente el nuevo Jefe del Ejecutivo Federal podría no ser una corcholata. Estoy seguro de que muchos mexicanos en este momento están haciendo todo lo posible, desde las redes sociales y desde cualquier rincón de oportunidad, incluso mucha oración, porque así sea. México no podrá soportar seis años más de desgobierno, de ilegalidad, de mentira, de abuso, de impunidad. Pero, son estas estas mismas características del gobierno actual las que plantean la duda central respecto a las elecciones del año próximo: ¿es dable esperar que este gobierno permita la realización de elecciones democráticas, auténticamente libres, que reflejen el sentir verdadero de la mayoría ciudadana?
La verdad es que no hay indicios de que AMLO y sus tribus vayan a permitir que esto suceda.
Basta examinar la actitud y las acciones realizadas recientemente por el presidente. En total desacato de la ley y de la orden de un juez, AMLO se negó a recibir a Xóchitl en Palacio Nacional. Y nadie le ha reclamado tal desacato. Nada le pasó a AMLO por ignorar un mandato judicial. Se burla de la orden del INE de abstenerse de hablar negativamente acerca de los candidatos de oposición. Y no le pasa nada. Hace AMLO pública la información hacendaria y privilegiada de las empresas de Xóchitl, en franco desprecio del secreto del que debe gozar tal información, y no le pasa nada. Las corcholatas violan la ley al estar en campaña fuera de los tiempos legales, pero hasta el actual INE les deja hacer. El dinero que se está empleando en tales campañas sigue saliendo o de las arcas públicas o del narco, sin que les pase nada a las corcholatas. Etcétera, etcétera, etcétera.
¿Podemos soñar en que AMLO actuará como quien cumple y hace cumplir la ley a la hora que la ciudadanía elija a su sucesor? ¿Podemos soñar que si, a pesar de todos los obstáculos y trampas que seguramente realizará MORENA con el beneplácito del Presidente, llegase a ganar el candidato opositor, AMLO dejará el poder respetuosamente y en silencio, sin criminales tomas de calles ni espurias ceremonias de investidura del “presidente legítimo” en el Zócalo? ¿Podemos soñar con que las violentas mafias, siempre cordialmente abrazadas por AMLO desde Palacio, se mantendrán a un lado durante las campañas y la jornada electoral?
La realidad actual me demuestra que no es posible ni siquiera soñar en que eso haya de suceder y eso me llena de ira y de desesperanza. Y, sin embargo, lo único que podemos hacer los ciudadanos ante esa realidad es precisamente abandonar el desánimo y actuar de modo que la maldad de AMLO y sus huestes no encuentren el camino fácil para ahorcar la democracia. Si por lo menos el 85 o 90 por ciento de los ciudadanos con credencial de elector saliera a votar…
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