En el artículo anterior analizábamos la genial obra Literaria de León Tolstói. En sus novelas y cuentos nos presenta una semblanza completa de su época describiendo batallas, costumbres, caracteres, etc. y los críticos lo colocan entre los grandes literatos de todos los tiempos.
Junto a Tolstói, aparece la figura inmortal de otro escritor ruso, Fiódor Dostoyevski (1821-1881). Siempre he considerado que este célebre autor pudo haber sido un atinado Psicólogo porque logra meterse en la mente y el corazón de sus personajes de tal manera que causa admiración.
Por ejemplo, en “El Jugador”. Nos presenta a un adicto al juego que no puede resistirse a seguir apostando y así se pasa la noche entera. La gran mayoría de las veces termina económicamente en la ruina. Porque, en su desesperación, concluye apostando -y perdiendo- hasta su casa, sus tierras de cultivo, su finca y demás propiedades. A este vicio se le denomina “ludopatía”.
El padre de Dostoyevski quiso que estudiara la carrera en la Escuela Militar de Ingenieros. A los 17 años se presentó su primera crisis de epilepsia. Pero al terminar sus estudios este literato prefirió dedicarse completamente a la Literatura. Escribió numerosas novelas, cuentos, también fue colaborador en varios periódicos.
Dostoyevski recibió la influencia de filósofos y autores como Aleksandr Pushkin, Nikolái Gógol, Walter Scott, Charles Dickens, William Shakespeare, Miguel de Cervantes, etc.
En su obra, “Crimen y castigo”, considerada su mejor novela, un estudiante de escasos recursos, Raskolnikov, asesina y roba a una vieja avara a la que considera una parásita social. Pero, luego se arrepiente y atormentado por su culpa, termina por confesar y por redimirse espiritualmente.
El tema principal de esta novela es un análisis sobre si un ser, que se considera como un individuo extraordinario, tiene derecho a quebrantar el orden moral.
En “Los Hermanos Karamazov”, considerada como una de las monumentales novelas de la Literatura Universal, constituye la expresión artística más poderosa de la habilidad de Dostoyevski para traducir en palabras sus análisis psicológicos y filosóficos.
Su argumento, el de una historia de misterio sobre un asesinato, se adentra en el terreno del parricidio y de las tensiones familiares.
Está claro que lo que le preocupa a este autor es la eterna lucha entre el bien y el mal; la expiación de los pecados a través del sufrimiento; el valor supremo de la libertad y del individuo; la necesidad de una fuerza moral y espiritual en este mundo, etc.
Sobre él escribió el pensador Friedrich Nietzsche: “Dostoyevski, el único psicólogo, por cierto, del cual se podría aprender algo, ha sido una de las sorpresas más felices de mi vida”. También el genial escritor Jorge Luis Borges ha comentado: “Como el descubrimiento del amor, como el descubrimiento el mar, el descubrimiento de Dostoyevski marca una fecha memorable de nuestra vida”.
Un gran lector de la obra de Dostoyevski es el Premio Nobel de Literatura en 2010, Mario Vargas Llosa porque comentó que sus personajes estaban magistralmente concebidos. Y Octavio Paz, también Premio Nobel de Literatura en 1990, escribió, con motivo del centenario de su muerte, “Desde su fallecimiento en 1881, su influencia no ha dejado de crecer y extenderse. (…) Fue uno de los primeros que se dio cuenta del nihilismo moderno y que, todavía, nos estremecen por su penetración y misteriosa exactitud”.
El crítico literario Luis Rutiaga comenta: “La gran aportación de Fiódor Dostoyevski a la Literatura Universal consistió en dar un nuevo enfoque a la novela según la cual el narrador ya no está fuera de la obra relatando acontecimientos más o menos ajenos a él, sino que su presencia se manifiesta con voz propia, como si de otro personaje se tratara”.
La influencia de este autor ha sido enorme tanto en la Literatura Existencialista como en la obra de los novelistas norteamericanos, en la obra del inolvidable escritor francés Marcel Proust y, llega hasta nuestros días, en la novela Latinoamericana.
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