Una mujer embarazo no deseado; al principio, puede cambiar de opinión a lo largo del mismo, y algo similar puede ocurrir con un embarazo deseado. Así que no debería ser un argumento fuerte para promover el aborto.
El proabortista argumenta: “No se puede obligar a una mujer a ser madre, eso es un acto libre, incluso, obligar a una mujer hasta el parto con embarazo no deseado sería un acto de injusticia. Luego, es justo que la mujer decida interrumpir su embarazo y hay que garantizar las condiciones jurídicas para que lo realice”.
En la anterior argumentación cuando se habla de la interrupción del embarazo de manera libre, se presupone que el sujeto del aborto es la madre, y es aquí en donde cabe la siguiente consideración: ¿El que la madre sea el sujeto del embarazo, implica necesariamente que lo sea del aborto…? A la anterior pregunta se le puede responder con un doble sí.
En un primer sí, la madre es considerada como el único sujeto de aborto, de ahí que la relación entre el producto de la concepción y la madre sea planteada bajo la perspectiva de la relación de la parte con el todo, así entonces, el producto de la concepción es considerado como una parte integral del cuerpo de la madre a como lo es un corazón, un hígado, los pulmones e incluso un tumor maligno o benigno. En el caso del aborto provocado, bajo la perspectiva de este sí que se está analizando, la famosa frase: “El aborto es un derecho de la mujer sobre su cuerpo” que tanto argumentan los grupos proabortistas, llega a tener una fuerza contundente.
En un segundo sí, se puede hacer la distinción siguiente: el sujeto primario del aborto es el producto de la concepción y de modo secundario, pero directo es la madre. El aborto provocado es una acción humana con la finalidad de eliminar al producto de la concepción mediante diversas técnicas; lógicamente lo anterior se hace en el cuerpo de la madre y por ello la madre se vuelve el sujeto secundario y directo del aborto.
A la luz de esta última distinción entre un sí que considera a la mujer como sujeto único de aborto y un sí que considera a dos sujetos involucrados en el aborto. En este último sí, uno es el producto de la concepción y el otro es la madre, en donde el fundamento para hacer dicha distinción es la diversa identidad genética que corresponde al producto de la concepción, por una parte, y la identidad genética propia de la madre por la otra. En razón de la anterior distinción, ya no se considera la relación producto de la concepción y madre bajo la perspectiva relacional de la parte con el todo, sino como la relación de dependencia de un todo (producto de la concepción) con otro todo (la madre), en donde la diversa identidad genética sería aquello que delimitaría la totalidad del producto de la concepción respecto a la totalidad de la madre.
Así pues, si la interrupción voluntaria del embarazo apunta hacia a madre, la consecuencia necesaria es la muerte del producto de la concepción, y es en razón de la vida de este último por lo cual tal interrupción del embarazo no puede ser planteado únicamente como un derechero exclusivo de la mujer.
Es falso decir que el embarazo inesperado necesariamente tiene que concluir en un aborto provocado por el simple hecho de ser inesperado.
Un embarazo esperado es aquél en donde la mujer ha planeado concebir a un hijo y ha llevado los medios necesarios para embarazarse. Lo más común es que tal embarazo sea deseado, pero no necesariamente. En efecto, podría presentarse la situación de que una mujer decide embarazarse, pero por diversas circunstancias cuando la gestación de su hijo está entre la semana 7 y 18, ya no desea ese embarazo, sea por la situación económica, sea porque se ha vuelto un embarazo de alto riesgo, etc. Se tendría un embarazo esperado, pero luego no deseado.
En contrapartida se podría presentar la situación de un embarazo inesperado; pero que en el transcurso de la gestación se ha vuelto deseado, como el caso de los esposos en donde la mujer se embaraza sin que esté planeado. En las primeras semanas de gestación no es deseado ese embarazo, e incluso se plantea la posibilidad del aborto, pero finalmente tal embarazo inesperado es deseado.
Si un embarazo es esperado o no, está en orden a si fue planeado o no. Si un embarazo es deseado o no, está en orden a la decisión que tiene la mujer con relación a si continúa ese embarazo hasta su término; lógicamente, el problema del aborto provocado se presenta cuando al no desear ese embarazo se decide optar por el aborto, ya que tal decisión tiene que ver con la vida y el derecho a nacer que tiene el embrión o feto que se gesta en ella.
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