En Segalmex todo es escandaloso. Desde el nombramiento del priista Ignacio Ovalle como director, su sorpresiva salida y reacomodo en otra dependencia del gobierno, hasta el tipo de fraudes que se han dado en esa dependencia. Todo nos habla de un verdadero ánimo de rapiña, de robo a manos llenas, de voracidad sin límite.
El saqueo en esa dependencia será una marca para el gobierno lopezobradorista, una de las muestras más claras de la corrupción sin límite que este gobierno permitió mientras el presidente se llenaba la boca acusando la corrupción del pasado. En Segalmex la trama delincuencial va de lo sofisticado a lo grotesco, de la imaginación para triangular recursos hasta la zafiedad para traficar pilas a Rumania y Hungría o para robarse ¡garrafones de agua!
Ante el escándalo, el presidente defendió a Ignacio Ovalle, “una gente honesta” y abundó: “Siento que a él –esa es mi opinión y siempre digo lo que pienso– lo traicionaron, gente que venía de tiempo atrás con él, que se echó perder, del antiguo régimen, y él les dio entrada”. Lo de siempre: la culpa es de otro, especialmente de los del pasado inmediato, que son malos y que en su maldad son capaces de corromper a un angelito como la lacra del señor Ovalle, que, entre otras cosas, fue secretario particular de Luis Echeverría, y cuando fue director de la Conasupo, Carlos Salinas de Gortari lo tuvo que correr por escándalos similares. Ese es el tipo de “persona decente” que impresiona a López Obrador.
Hay que decir que el tema de los fraudes en Segalmex es de tal dimensión que no ha escapado al propio gobierno, que ha reaccionado con investigaciones al respecto. Según información periodística hay 39 carpetas de investigación, seis ya judicializadas, y se han obtenido más de 50 órdenes de aprehensión. Se habla de un fraude de más de 15 mil millones de pesos.
En el desfalco y la robadera en esa dependencia hay de todo. Oscar Cedillo, articulista de Milenio, explicaba esta semana (Milenio 15/05/23) algunas de las operaciones como las de las pilas y los garrafones de agua. El asunto de las pilas es de no creerse. Son de marca Segalmex (Seguridad Alimentaria Mexicana) y se pueden adquirir en países como Rusia, Polonia, Hungría, Rumania y República Checa. Las baterías que se comercializan en aquellos países europeos se compraron para el Programa de Abasto Rural. Se compraron más de un millón de pilas que se pagaron por adelantado. La empresa entregó menos de la mitad, según la información disponible. Las pilas aparecieron a miles de kilómetros de las zonas rurales mexicanas.
Pero eso también ha sucedido en otros rubros. Cedillo menciona, por ejemplo, que también se pagaron 7 mil toneladas de azúcar, pero nada más se entregaron 3 mil. El articulista menciona que la práctica de pagar por adelantado era algo normal en Segalmex. También en esa modalidad se compraron 2 millones de garrafones de agua potable, de los cuales solamente se entregaron 125 mil. Hay más: compra simulada de miles de toneladas de leche en polvo; el exdirector de Administración y Finanzas de la dependencia fue acusado de incrementar su patrimonio en 30 millones de pesos.
Es así como se acerca a su final el lopezobradorismo, un periodo del que se podrá decir que se chingaban hasta las pilas y los garrafones de agua. Bonito legado.
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