¿DESCABELLADO?
No lo es tanto. Este escribano acaba de leer a Enrique Gómez, que trabaja de dueño del periódico “a.m.” en el estado de Guanajuato.
Experimentado en la observación política, el periodista plantea una tesis por demás interesante: el radicalismo de las izquierdas en Chile, las loqueras ideológicas de un marxismo-leninismo que ha sido rebasado y que no acaba por cuadrar con la realidad contemporánea, amén de una serie de barbaridades que tuercen las leyes, desmantelan culturas y empobrecen a las familias, imponen de manera dictatorial la trayectoria del país y que, concluyen en un soberano fracaso… todo eso en la realidad de nuestros hermanos chilenos, provocó lo que las izquierdas trasnochadas jampas pudieron imaginar.
Las agrupaciones de todas las tonalidades de izquierda en aquel país, generaron lo que Gómez Orozco bien denomina como “las creencias”
Como señala el maestro Alex Rovira, las creencias van conformando la realidad que se quiere, se pretende o se espera lograr. Y eso, evidentemente es una poderosa fuerza que arma tempestades sociales o revienta huracanes sociales.
Lo mismo sucede con la economía. Dice Rovira que la psicología genera economía; y es precisamente esa creencia la que construye los sucesos y cambia las cosas. Dicho en otros términos, si se desata la creencia de que la bolsa de valores va a bajar, sin duda, los números bajarán. O si se estima que habrá algunos bancos que entrarán en quiebra, como sucedió en Silicon Valley, sin duda la creencia misma cambiará y eso mismo sucederá.
EN LA POLÍTICA CHILENA
Y en este sentido, lo que pasó en Chile es para poner las barbas a remojar en la 4T y en el búnker de palacio.
Citando al mismo periodista. En aquel país se planteó echar a andar un proceso constitucional en este año, por lo que la oleada de izquierdistas chilenos propuso construir un nuevo modelo político para su nación. El 78 por ciento de la población, señala la nota que se comenta, estuvo de acuerdo.
¿Qué fue lo que pasó?
La carga ideológica de un marxismo radical y dictatorial, que quiso inicialmente, extirpar cualquier cosa que tuviera aroma a Pinochet, fue tan contundente que, ¡NO LE AGRADÓ A LOS CHILENOS!… Y la izquierda perdió la batalla. El proyecto, no solo quedó trunco, sino que se desmoronó.
El impacto mayor es que la nueva derecha chilena fue quien recibió la mayor aprobación entre los consejeros. Y ahora, tienen los votos suficientes para validar un proyecto diametralmente opuesto al de las izquierdas y que, sin duda, quedará plasmado en la nueva Constitución Chilena.
POR SI FUERA POCO
El incremento de la violencia y la criminalidad en aquel país que parecía pacífico y ordenado, se desdibujó ante la mirada de las familias chilenas y los liderazgos de opinión.
La creencia de que el giro hacia la derecha mejoraría las cosas tuvo su efecto. Se generó la percepción que el gobierno de Boric es incapaz de darle paz y tranquilidad a los chilenos. Eso también fue determinante.
EN MÉXICO
Vemos un presidente desbocado, acelerado, molesto, incoherente, radical y torpe cuando se enoja, porque desestima y sataniza a cualquier persona o institución que no le viene bien porque le estorba en ese afán de emperador que asume.
“La Corte está podrida”… los delincuentes son seres humanos… sus dogmatismos vertidos cada mañana con recursos públicos y su dramática falta de resultados en todos los terrenos -salud, empleos, seguridad- desarrollo, prosperidad para las familias- y sus continuas amenazas como la que ya anunció como “Plan C”, reflejan la virulencia que se cierne en suelo mexicano.
¿Qué puede pasar?
Que el presidente mexicano -ante tanta presión y estrés para la sociedad y para los diversos liderazgos comunitarios- empiece a generar la creencia de que su radicalismo es irreversible y que va duro, tope donde tope.
De aquí que, es viable que su corcholata favorita se desinfle en poco tiempo; que la tan cacareada unidad de sus seguidores, se vuelva humo ante el reparto de candidaturas y el escaso reparto de dinero; y que, como golpe letal a su 4T, en vez de un líder carismático que lo confronte, sea una enorme movilización social que salga a las calles y que cambie el rumbo del actual gobierno. Por eso mismo, las jornadas por la paz -que también surgieron en Guanajuato, están recibiendo tantas simpatías entre la población, los dirigentes empresariales, apostólicos y de servicio.
¿Será que México camina y por el mismo rumbo que Chile? Al tiempo.
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