Alito empoderado

Alito ya se quedó como presidente del PRI hasta finales de 2024. En un evento del partido tricolor, don Alito recibió el apoyo abrumador de los presentes para continuar su mandato hasta después de las elecciones. Atrás quedaron los intentos de “retomar el destino del priismo”, rescatarlo de las garras del campechano y su camarilla; sepultadas las intenciones de democratizar al PRI –intenciones nunca cumplidas– y de lograr algo de inclusión de los que no coinciden con el presidente de ese partido. Nada. El ganador toma todo.

Si alguien dudaba de las capacidades de Moreno al frente de su partido, ha recibido una clara lección de que tiene el control y que, más allá de que caiga bien o mal a los aliancistas del momento, el partido lo dirige él y nadie más. Si esos que dudaban del mando tricolor creían que los priistas críticos con el campechano tenían alguna posibilidad de minarle el poder, pueden ver el resultado de la votación priista para extenderle el mandato: 518 votos a favor y tres en contra. Quinientos contra tres.

La oposición a la abrumadora mayoría corrió a cargo de tres mujeres: Claudia Ruiz Massieu, Dulce María Sauri y Guadalupe Gómez. Para dejar en claro que iban por todo, los seguidores del presidente priista les contestaron a las disidentes; ya parece que les echarían a perder la fiesta tricolor y democrática. Así que a Dulce María Sauri le dijeron que ya era tiempo de las nuevas generaciones y que estaba ardida porque no le dieron una diputación. A Claudia Ruiz Massieu prácticamente le dijeron miedosa porque no “dio la cara” y participó vía Zoom. Además, la acusaron de tener intereses personales y de ser sobrina de su tío. Como se ve, la lección es clara para los perdedores: no habrá resquicio para ellos, no habrá espacio ni respiro: con Alito todo, contra Alito nada.

Todo parece indicar que la vida para los opositores del dirigente priista será difícil. Por ejemplo, tanto Ruiz Massieu como Sauri han sido dirigentes del partido y en diversos puestos y momentos representantes del priismo. En el caso de Ruiz Massieu su familia ha sido muy relevante también en las filas del priismo. Es claro que no pueden aspirar a ningún puesto para las siguientes elecciones. No digamos la candidatura a la Presidencia –a la que aspira Claudia–, sino siquiera una diputación. Alito ya enseñó que se las va a cobrar todas. Así que no tendrán mucho margen de acción. Salirse del PRI parece una aventura difícil.

El triunfo de Alito sobre sus compañeros perfila un partido diferente para negociar la alianza. El líder priista sabe que, aunque sea pequeño su partido, mientras él tenga el control, ganar o perder elecciones le puede dar lo mismo. Puede ponerse de candidato a la Presidencia, tronar la alianza con cualquier pretexto, ganar poquito pero sin compartir con nadie y volverse relevante en el legislativo a partir de 2024.

Por otro lado, Alito empoderado no es una buena noticia para las buenas conciencias aliancistas. Los partidarios de todos unidos vamos de la mano y le ganamos a los malos encontrarán en el priista más trabas que facilidades para lograr la alianza. A él le puede resultar más beneficioso ir por su lado que, por ejemplo, regalarle la candidatura de la Presidencia al PAN. Alito ha mostrado que las críticas se le resbalan, que aguanta eso y más. Quizás es momento de que los aliancistas vayan pensando en un plan B.

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