¿Producto de la concepción humana o bebé?
En el Tweet con fecha del 1º. De octubre del 2014 una persona identificada como Carolina le escribe a Marie Stopes México:
@MarieStopesMex ¿me podrías decir que fuiste tú en la panza de tu mamá antes de convertirte en persona? ¿Perro, gato, dinosaurio? ¿Qué eras?… Marie Stopes México responde: “Un embrión y un feto, al nacer me convertí en un ser humano con derechos. Atte: Eva
Cuando una mujer está embarazada y va a realizase su primera ecografía, quien realiza este servicio no deja de hacer el comentario: “Bien, vamos a ver cómo está su bebé”. No dice: “Vamos a ver cómo está el producto de su concepción”; pues en tal caso la mamá quedaría ofendida. Sin embargo, en los datos que arroja la ecografía se mencionan los aspectos técnicos del llamado producto de la concepción como son su edad gestacional o sus medidas, entre otros elementos.
Existen muchas personas que de modo muy vehemente rechazan denominar como producto de la concepción humana al bebé que tiene una vida intrauterina. Sus razones para ello las podemos resumir del siguiente modo: “Las palabras producto de la concepción, así como embrión o feto, deshumanizan, pues no distinguen entre un mono o un perro en gestación con relación a una persona humana que se está gestando. Decir feto afila la guadaña abortista. Mejor hablemos de niño. Decir niño dignifica al ser humano en gestación, le humaniza. Decir niño rompe la guadaña abortista. Hay que hablar siempre de niño, niño prenatal, niño en gestación, niño por nacer, pero nunca producto de la gestación o feto”.
Quien piensa según lo esbozado en el anterior párrafo, tiene además a su favor lo que menciona la Convención sobre los Derechos del Niño (Naciones Unidas, Asamblea General, 20 de noviembre de 1989), porque en preámbulo dice: “… el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”.
En el lenguaje cotidiano ante una mujer embarazada se dice que lleva en su seno a un bebé, o baby si estamos en un lenguaje de tipo “fresa”. Conforme el tiempo de gestación avanza una mujer se va sintiendo madre de su bebé. En caso de que la mujer decida abortar muchos de los efectos psicológicos posaborto giran en torno a la idea de que ella como madre ha decidido eliminar a su bebé.
Es interesante que en este nivel de lenguaje de la vida cotidiana la argumentación proabortista tienda a eliminar dos palabras que son clave: madre y bebé. En efecto, la postura proaborto no habla de la madre que tiene derecho a interrumpir su embarazo, sino de la mujer que tiene dicho derecho, fomentando la idea de que tal mujer no es madre, pues se es madre hasta que el bebé ya ha nacido. En esta deconstrucción del lenguaje cotidiano, la postura proaborto también busca eliminar la palabra bebé, cambiándola por diversos términos como son: producto de la concepción, embrión, feto, o bien tejido embrional o tejido fetal.
Es más, el proabortista mencionará que denominar bebé al producto de la concepción humana es algo muy subjetivo, así como la viejita que está sola le dice bebé a su planta, o cuando la mamá sobreprotectora le dice bebé a su hija de 20 años, o la esposa cariñosa le dice bebé a su cónyuge.
Hasta aquí se está haciendo un planteamiento a nivel de lenguaje cotidiano o conocimiento empírico. La pregunta que se impone entonces es: ¿qué fundamento existe para denominar con la palabra bebé al producto de la concepción humana más allá de una actitud subjetivista a como lo plantea el pro-abortista?…
Si todo organismo humano es producto de la concepción humana, entonces tanto el embrión y el feto, así como un niño, un adolescente o un joven, como organismo humanos que son, resulta que también son productos de concepción humana.
La adolescente de 14 años María Leticia Guevara S. es un producto de la concepción humana. En la anterior afirmación se implica un aspecto científico y un aspecto antropológico.
María Leticia Guevara S. entendida a la luz de la ciencia biológica es un producto de concepción humana, en este sentido la realidad de Leticia guarda una gran semejanza con cualquier otro mamífero. Pero aquí cabe la pregunta: ¿la adolescente María Leticia Guevara S. es exclusivamente un organismo biológico?… Indudablemente que no, la muy querida Leticia es ante todo una persona con dignidad intrínseca y con una serie de derechos humanos, luego, al mencionar esto último ya no se está a nivel de la ciencia, sino a un nivel antropológico.
Cuando la disciplina de la bioética se pregunta por la realidad del embrión o feto humanos no solamente está asumiendo su entidad biológica, sino que se está preguntando también por su estatus humano, o sea, ¿cuál es la realidad humana del embrión o feto?… Si la muy estimada Leticia de 14 años es una persona con dignidad intrínseca y derechos humanos, y si ella como organismo biológico tuvo su origen en la célula cigoto, entonces la Leticia cigoto, la Leticia embrión y la Leticia feto también fueron, en su momento, personas humanas con una dignidad intrínseca junto con sus respectivos derechos.
Con base en lo descrito en el último párrafo resulta adecuado llamar coloquialmente bebé al producto de la concepción humana y no solamente es una postura únicamente subjetiva.
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