La única sorpresa que esta ñora tiene con la postura de querer desaparecer el INAI es que no lo haya intentado claramente antes. Es que la prima de ñora apostó desde antes de iniciar el sexenio que el me-encanta-que-se-gastaran-10-millones-en-remozar-la-casa-de-mi-niñez-porque-yo-lo-valgo atacaría primero: la transparencia y la educación.
Digamos que en lo de la educación pues sí fue bastante pronto, y lo de la transparencia ha sido de a poquito hasta que ahora es de a muchito, porque esta ñora sí se acuerda que en los primeros años del sexenio justamente el INAI reportaba que era mucho más frecuente que las secretarías respondieran a las peticiones de información de manera negativa argumentando que no tenían esa información. Básicamente decían “nada por aquí, nada por allá…”.
Se entiende que al principio, pues la gente era nueva sobre todo porque corrieron a muchos burócratas, casualmente, los que sabían hacer su trabajo y en lo que le entendían al asunto preferían negar información. Esta ñora de hecho hizo por ahí una petición de información vía INAI para saber de dónde saldrían los fondos presupuestales para el programa de lectura que encabezó la no primera dama y básicamente todos le respondieron “nada por aquí, nada por allá”. Esta ñora acabó rastreando que el pago a Marx Arriaga y a Eduardo Villegas Mejías (súper amigos de años antes de la Bety) que eran los que armaban eso en ese momento venían de la oficina de la no primera dama, que dependía directo de Presidencia y que tenía el pomposo nombre de Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México. Y esta ñora les recuerda que dónde están Marx y Eduardo, el primero destrozando la educación de los niños mexicanos en la SEP encargado de los libros y planes y programas; el segundo, es nuestro embajador en Rusia.
Aunque en enero desapareció la famosa Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México, la no primera dama se aventó un viajecito a varios países del Caribe y Centroamérica (Belice, Jamaica, St Vicente y las Granadinas) que para buscar “archivos” y hasta donamos (lo pagamos los mexicanos) un equipo de digitalización al archivo de Jamaica. ¿Qué cómo se supo? ¿Una investigación de Latinus? ¡No, la misma no primera dama lo publicó en Instagram! Del viaje no hay ni un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, aunque en todas las fotos son oficiales. Eso sí, averiguar cuánto nos costó ese viajecito o de qué dependencia salió la lana para pagarlo será imposible porque seguro será clasificado como “seguridad nacional” aunque no si no es primera dama y no tienen ningún cargo honorario y no la respalda la SRE no habría razón ni para el viaje…. el pretexto a usar será que viajó en un avión del Ejército como se puede ver en las fotos, por tanto sí es seguridad nacional, clarísimo, ¿o no?
Y hablando de motivos de seguridad, a esta ñora no se le olvida que en aquel “decretazo” donde se buscaba que los elefantes blancos de este sexenio fueran prioridad y se pasaran todas las leyes por el arco del triunfo, poniéndoles la etiqueta de “seguridad nacional” pues incluía que no se pudiera saber naaaaada de los contratos, permisos, montos, etc. Se armó un merequetengue y medio dijeron que sí que iban a informar que no era para eso… pero la realidad es que encontrar esa información no es muy fácil.
Por ahí hay otra forma que esta ñora cree que también puede ser considerada un ataque a la transparencia: la asignación directa de contratos. Las licitaciones públicas, que además debían ser las favoritas de cualquiera que se dice el enemigo número de la corrupción, permiten que se sepa todo sobre las condiciones, los precios, los tiempos, etc. en cambio las asignaciones directas son planteadas en la oscuridad, hechas para favorecer a los cuates… y obvio para que no se sepa “nada por aquí, nada por allá”. Tanto la plataforma Compranet (la cual también se ha caído sospechosamente como el sistema con Bartlett y justo ayudó a su hijo a ganar en la “oscuridad” unos contratos) como las peticiones de información al INAI han desenmascarado lo fraudulentas de muchas de ellas, pues se las dan a empresas fantasma o de reciente creación o de cuates, esta ñora sospecha que el día que se sumen todas esas asignaciones directas corruptas en todas las dependencias van a sumar mucho más que la maraña de Segalmex que hasta hoy es la peor.
Esta ñora está convencida de que a partir de ahora se van a poner todavía más creativos para tratar de distraernos con “nada por aquí, nada por allá”, y eso lo piensa porque el viernes de la semana pasada se anunció que se enviaba una iniciativa a la Cámara de Diputados para cerrar la Financiera Rural. Lo curioso es que la explicación de motivos y los datos dados por el saco-a-relucir-la-venta-de-avión-presidencial-cuando-ya-no-logro-distraerlos-con-otra-cosa dejan ver que la cartera vencida (motivo para cerrarla) aumentó al doble en este sexenio, no era un problema de antes; además, de que prestaron un 60% menos o sea, prestaron a mucho menos productores del campo. En cambio, hubo unos cuantos préstamos muuuuy grandes que casualmente fueron los que no se pagaron (así se incrementó la cartera vencida)… y probablemente se trate de algunos compadres muy morenistas que hicieron el gran negocio. Así que mejor “cerramos” así ya nadie puede ver “nada por aquí, nada por acá”.
Y la última de la creatividad en contra de la transparencia fue el anuncio de que el Inegi ya no publicará los datos del Sistema de Información de Gestión Educativa que incluía los pagos a profesores, resultados de evaluaciones y cómo están las escuelas en su infraestructura. Cuando esta ñora lo leyó primero le pareció que el Inegi había decidido así por sus pistolas, luego creyó que era la SEP la que pedía así sin más, pero no, hay que darles crédito a su ingenio. Resulta que la SEP ya no entrega correctamente los datos con la periodicidad y con los requisitos, y al fallarle eso no tiene, digamos, la calidad suficiente para ser “información de interés nacional” y el Inegi actuó en consecuencia y ya no los divulgará.
O sea, básicamente la SEP no hizo la tarea y en lugar de que haya forma de exigirles que lo hagan bien, acaban siendo “premiados” con el permiso de seguir ocultando los datos y que nadie puede usarlos. En cuanto esta ñora supere su asombro quizá esté tentada a felicitarlos por su creatividad para atentar contra la transparencia y la calidad educativa en un solo acto de “nada por aquí, nada por allá”.
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