El cardenal Parolin enfatizó tres derechos fundamentales: el derecho a la vida, los de los migrantes y refugiados, así como los de libertad religiosa y de conciencia.
La Santa Sede alzará la voz donde se promuevan derechos incompatibles con la ley natural, afirmó el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, en su participación en el simposio internacional “Derechos fundamentales conflictos entre derechos”, organizado por la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI junto a la Universidad Lumsa, en el marco del 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
“Allá donde se promueven ‘derechos’ que la Iglesia considera incompatibles tanto con la ley divina como con la ley natural, conocible con la recta razón, la Santa Sede no dejará de alzar su voz en defensa, sobre todo, de la persona humana”, señaló el cardenal Parolin.
Advirtió que paradójicamente en nombre de los derechos se podrían “instaurar formas modernas de colonización ideológica”, que dañen derechos fundamentales. Subrayó que lo que se busca es proteger el desarrollo armónico del hombre en defensa de la persona humana.
Señaló que “es necesario recuperar la dimensión objetiva de los derechos humanos, basada en el reconocimiento de que ‘la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana’”.
“Sin tal visión, se establece un cortocircuito de los derechos que, de universales y objetivos, se convierten en individuales y subjetivos, con la consecuencia paradójica de que ‘cada uno se convierte en medida de sí mismo y de sus actos’”, lo que lleva al descuido de los otros y el fomento de la “globalización de la indiferencia”.
Llamó a evitar ese cauce que multiplica nuevos derechos que en diversas ocasiones se contraponen entre sí, y también exhortó a dialogar en la esfera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), espacio donde se discute frecuentemente sobre el tema.
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El cardenal Parolin comentó que la visión que prevalece es la del hombre liberado de cualquier vínculo y los derechos humanos solo responden al sentimiento de la mayoría. Sin embargo enfatizó que para la Iglesia no existe ese hombre fragmentado y libre de vínculos, sino el ser humano integral.
“En el origen de los derechos humanos no hay un derecho, sino un deber”, señaló el secretario de Estado.
Dijo que los derechos humanos tienen en su ADN el amor evangélico, no obstante explicó que no pretende expresar que coinciden los derechos humanos con el Evangelio, ya que éstos derechos llaman a la ley natural y a la razón en tanto que el Evangelio a la revelación. Sin embargo eso no significa contradicción alguna entre ambas realidades, porque en ambos casos el hombre está en el centro con integridad social, afectiva y racional, señaló.
El cardenal secretario del Estado Vaticano, subrayó que no se debe olvidar la humanidad de los derechos porque sin ésta solo serán la expresión de grupos, por tal motivo dijo que el reto de la Santa Sede es proponer su visión del hombre que es la de “el hijo de un Padre amoroso”.
Por otro lado subrayó que la Iglesia siempre defenderá tres derechos, el derecho a la vida, los derechos de los migrantes y refugiados, así como los de libertad religiosa y de conciencia.
Señaló que el derecho a la vida es la base de todos los demás derechos, desde su comienzo hasta la muerte natural y llamó la atención sobre los retos que engendra la biotecnología, ámbito que mucha veces encuentra leyes permisivas.
Sobre este punto agregó que “desgraciadamente, el derecho a la vida parece ser el más expuesto al individualismo que caracteriza en particular las sociedades occidentales. En el intento constante de liberar al hombre de Dios, la vida deja de ser un don y se considera más bien como una propiedad, de la cual cada uno puede disponer.”
Además recordó que recientemente (el 2 de agosto) el Papa modificó el Catecismo de la Iglesia Católica el que declara siempre como inadmisible la pena de muerte.
Sobre el derecho de los migrantes y refugiados señaló que la acogida de éstos también debe ser razonable, y expresó que “afirmar el derecho de quien es débil a recibir protección no significa eximirlo del deber de respetar el lugar que lo acoge, con su cultura y sus tradiciones. Por otro lado, el deber de los Estados de intervenir en favor de quienes están en peligro no significa abdicar del derecho legítimo de proteger y defender a sus ciudadanos y sus valores”.
El cardenal citó el contenido del articulo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos “este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”, el derecho a que se refiere el artículo es el de la libertad religiosa y de conciencia.
Enfatizó la importancia de que las personas estén libres de toda coacción en ese ámbito para que no se les obligue a actuar contra su conciencia, no obstante señaló que existen intentos de limitar este derecho especialmente en lo que hace a la objeción de conciencia expresado en el tema de la vida, que puede engendrar el riesgo de sufrir marginación.
Con información de ACI Prensa.
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