Tolerar es un estado anímico que demanda prudencia en la valoración y en el modo de tratar a los sujetos que muestran deficiencias en aspectos que deberían tener. Me refiero a sujetos porque incluye personas y objetos u otros seres que tienen alguna carencia.
La tolerancia es entonces una postura necesaria ante la realidad circundante donde la perfección es un anhelo y nadie la alcanza en todas las dimensiones. Es permitir una cosa que no gusta o no se aprueba del todo. Obviamente se excluye lo gravemente dañino.
La Real Academia de la Lengua nos dice: tolerar, del latín tolerāre significa sufrir, llevar con paciencia. O permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
Wikipedia señala: la tolerancia se refiere a la capacidad de permitir y aceptar las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamientos de las demás personas. El concepto surgió en Francia a finales del siglo XVI durante las guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes.
La actitud y el comportamiento tolerante, individual y colectivo requiere criterio para ser flexible, dialógico y comprensivo, siempre con la seguridad de no afectar los derechos de otros. No es permitir el desorden, la mentira o la maldad. Es respeto por los diversos modos de pensar y discernimiento de lo que puede admitirse sin causar graves confusiones.
La tolerancia afecta a todas las normas, incluso a las leyes, interpretándolas benévolamente (epiqueya). Sobre todo, afecta a planteamientos religiosos y políticos. Pero no se trata de ceder sino de buscar explicaciones sólidas que ayuden a detectar errores y explicaciones claras que promuevan el reconocimiento de lo válido.
La tolerancia requiere fortaleza para señalar ausencias sobre asuntos necesarios que por el momento no se pueden tener. Sin embargo, la tolerancia no es la actitud de quien es incapaz de distinguir el bien del mal o el error de la verdad, sino es la postura de quien espera el momento oportuno para alcanzar la plenitud.
La educación es importante para entender la provisionalidad de una postura, para buscar los medios adecuados y combatir las deficiencias, para no perder la esperanza de alcanzar la mejora. Mientras tanto, la tolerancia es importante para no desfigurar el orden moral ni ocultar la verdad, mientras no se puedan cambiar las condiciones desfavorables.
Hoy la tolerancia, se hace necesaria ante el pluralismo cultural y religioso que provoca confrontaciones cada vez más amplias entre pueblos con tradiciones diversas. Para establecer relaciones con tanta diversidad se aconseja diálogo con todos, sin renunciar a la verdad y al auténtico bien. La tolerancia no es una posición intermedia sino una postura temporal mientras no se llega a la verdad.
Aunque hay posturas con planteamientos relativistas que dudan de la verdad objetiva, esta postura puede caer por su propia inconsistencia. La libertad de opinión combinada con la buena voluntad sin prejuicios puede ser el preámbulo para llegar a descubrir la verdad y el bien objetivos.
Tolerar respecto a cosas es un ejercicio que fomenta la paciencia porque muchas veces no es fácil tener objetos en perfectas condiciones. Se aprovechan de acuerdo al servicio que pueden prestar. A este nivel es más fácil entender la tolerancia. Cuando una persona se impacienta puede actuar con enfado, pero es una respuesta carente de racionalidad.
La tolerancia respecto a sucesos que están fuera de nuestra responsabilidad y no resultan como se deseaba, es una actitud que momentáneamente debe asumirse, pero a continuación urge a la rectificación para lograr los resultados debidos. Mantenerse en la tolerancia es admitir el conformismo y se detiene la superación.
Ante cualquier problema un buen consejo consiste en observar el suceso e investigar la razón para haberlo permitido. Luego buscar el modo de reparar y de conseguir la meta por otros medios. Es un buen modo de cuidar los detalles de educación y fomentar las buenas maneras para que la corrección resulte mejor aceptada.
Tolerar a las personas no parece ser el mejor modo de tratarlas. Por la dignidad humana propia de cada una la tolerancia resulta inadecuada y humillante. La tolerancia sí ha de aplicarse a las acciones realizadas por alguien inexperto. Pero con la finalidad de lograr el cambio para alcanzar mejores resultados.
Para mejorar en tolerancia se aconsejan los siguientes pasos: 1. Enriquecer la vida social para experimentar las divergencias. 2. Experimentar con la postura del abogado del diablo para ampliar los puntos de vista. 3. Detectar los puntos en común. 4. Descubrir las trampas mentales que imposibilitan la apertura y la comprensión.
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