A pesar de que la familia es lo que más valora la mayoría de la población en el mundo, la pandemia ocasionada por el COVID-19 irrumpió en su conformación generando retos nunca antes vistos en los ámbitos económico, laboral, político y social; sin embargo, estos cambios también son producto de una dinámica que refleja la crisis antropológica y humanitaria en la que estamos inmersos, aseguró Martinique Acha Alemán, del Centro de Estudios de Familia, Bioética y Sociedad.
En la presentación del Reporte sobre la familia en México 2022, Retos y transformaciones en clave de esperanza, dijo que la familia es el tema sociocultural más relevante en la sociedad contemporánea de México y resaltó su papel durante la pandemia al convertirse en la principal red de apoyo para las personas, pues en esta es donde se encuentra la esperanza.
Destacó que este estudio analiza cuantitativa y cualitativamente problemáticas multidimensionales que atañen a la familia, además de ser un llamado a redirigir la mirada hacia esta, hacia sus necesidades e irremplazable valor con el objetivo de analizar los retos y las transformaciones dejados por la pandemia, pero siempre en clave de esperanza.
Mencionó que entre los hallazgos encontrados en esta investigación sobresale que por la pandemia más de 130 mil niños quedaron en la orfandad al perder a uno o a ambos padres, y que más de 141 mil menores perdieron a su cuidador principal.
Otro de los estragos que la crisis de salud mundial ocasionó en México es que muchas organizaciones de la sociedad civil que recibieron menos fondos y se vieron obligadas a trabajar a distancia lo que mermó la atención a sus beneficiarios.
En este sentido, señaló que “el debilitamiento de la sociedad civil significa el debilitamiento de los grupos más desfavorecidos, por lo que resulta esencial repensar estrategias inteligentes que nos ayuden a sortear las dificultades dejados por la pandemia”.
Acha Alemán apuntó que el reporte es una invitación a comprender que existen situaciones que la sociedad, el Estado, las organizaciones civiles y demás grupos intermedios deben atender “porque la familia es un bien social y de su salud depende el bien común. Una nación necesita familias con raíces, de jóvenes que conozcan de dónde vienen y que puedan renovar, innovar y mirar con optimismo el futuro”.
En su turno, Fernando Pliego Carrasco, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, destacó que la Encuesta Mundial de Valores 2017-2020 en la que participaron 81 países, reveló que el 89.4 por ciento de las personas consideran a la familia como el tema más importante, en segundo lugar, lo ocupa el trabajo con 58.6 por ciento y el tercero los amigos con 45 por ciento.
En otro aspecto, señaló que si bien en el país existen programas para ayudar a la familia como el de madres solas, en contra de la violencia de las mujeres o para apoyar a muchachos en la calle, pero se carece de una política federal para promover el desarrollo de la familia como núcleo social.
Esta situación refleja que hay un abismo entre las prioridades de la gente, como lo es la familia, y lo que hacen los políticos.
Al referirse a la composición de los hogares en México, destacó que en el año 2000 las parejas casadas eran 60.06 por ciento, cifra que en 2020 cayó a 43.59 por ciento; por otro lado, las parejas en unión libre pasaron de 13.34 por ciento en el 2000 a ser 20.43 por ciento en 2020. En tanto que los hogares en donde la cabeza es una mujer sola de ser 14.59 por ciento en el 2000 se incrementó a 17.70 por ciento en el año 2020.
En cuanto a los jóvenes entre 18 a 29 años que en el año 2000 estaban casados era de 34.3 por ciento, 20 años después cayó a 14.2 por ciento, es decir que se redujo a menos de la mitad. Mientras que los que viven en unión libre pasaron de 14.2 a 25.9 por ciento.
Pero observó que en el caso que se nota un cambio impresionante es en los jóvenes casados por el civil y religiosamente los cuales pasaron de ser 18.3 por ciento a sólo el 4.9 por ciento. “Esto quiere decir que los jóvenes típicos consideran que hay un abismo entre lo que proponen la Iglesia católica y las demás comunidades religiosas y su visión del tema fundamental de la vida social: familia, pareja, sexualidad”.
Abundó que esta situación merece una reflexión para saber por qué está pasando esta situación de que los jóvenes no quieren casarse y no para echarse la culpa, sino porque vivimos en un cambio de época en el que la forma de transmitir los valores, las costumbres y las estructuras de familia ya no operan como antes.
El Reporte sobre la familia en México 2022, Retos y transformaciones en clave de esperanza, fue coordinado por el Centro de Estudios de Familia, Bioética y Sociedad (Cefabios) de la Universidad Pontificia de México, a través del Observatorio Nacional de la Familia.
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