Debido a las desigualdades sanitarias sistémicas y persistentes, muchas personas con discapacidad corren el riesgo de morir mucho antes, en ocasiones hasta 20 años, que las personas sin discapacidad, revela un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El documento muestra que tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, con hasta el doble de riesgo de asma, depresión, diabetes, obesidad, enfermedades bucodentales, las de transmisión sexual y los accidentes cerebrovasculares.
Esos riesgos no pueden atribuirse a las condiciones de las discapacidades sino a “factores evitables, injustos y poco equitativos”, asegura el informe.
“Los sistemas de salud deben aliviar los retos a los que se enfrentan las personas con discapacidad, no aumentarlos”, destacó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Agregó que este informe pone de manifiesto las desigualdades a las que se enfrentan las personas con discapacidad al intentar acceder a la atención que necesitan.
El reporte señala que el número de personas con discapacidades significativas en todo el mundo ha aumentado a mil 300 millones, lo que equivale a una de cada seis personas.
Por otra parte, Darryl Barrett, responsable técnico de la agencia de la ONU para las funciones sensoriales, la discapacidad y la rehabilitación, al presentar el documento a los periodistas en Ginebra, dijo que “este informe también contiene nuevas estimaciones de prevalencia mundial de la discapacidad significativa, que se sitúa en torno al 16 por ciento de la población; es decir, al ritmo actual, mil 300 millones de personas con discapacidad significativa”, señaló.
Se calcula que el 80 por ciento de las personas con discapacidad vive en países de ingresos bajos y medios, donde los servicios sanitarios son limitados, por lo que abordar las desigualdades en materia de salud podría ser un reto. Sin embargo, incluso con recursos limitados, se puede lograr mucho, considera la OMS.
El informe recomienda a los gobiernos 40 medidas, que van desde la creación de infraestructuras físicas hasta la formación del personal sanitario.
“La actitud y la competencia de los trabajadores sanitarios, por ejemplo, pueden ser bastante negativas y repercutir en los resultados sanitarios de las personas con discapacidad”, dijo Barrett, por lo que es necesario adoptar medidas urgentes para hacer frente a las desigualdades. “Cuando los gobiernos se plantean la formación de su personal sanitario, es importante que incluyan la discapacidad como parte de esa formación y educación, de modo que el personal tenga la confianza y la competencia necesarias para poder hacer frente a lo que se necesita”, subrayó.
El informe muestra que invertir en un sector sanitario que incluya la discapacidad es rentable. La OMS calcula que los gobiernos podrían esperar un retorno de unos 10 dólares por cada dólar invertido en la prevención y atención de enfermedades no transmisibles que incluyan a las personas con discapacidad.
Además, considera que garantizar la equidad sanitaria para las personas con discapacidad también tendrá beneficios más amplios y puede hacer avanzar las prioridades sanitarias mundiales de tres maneras:
- La equidad sanitaria para todos es fundamental para lograr la cobertura sanitaria universal.
- Las intervenciones de salud pública inclusivas que se administran de forma equitativa en los distintos sectores pueden contribuir a una población más sana.
- La promoción de la equidad sanitaria para las personas con discapacidad es un componente central en todos los esfuerzos para proteger a todos en las emergencias sanitarias.
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