Lo de siempre: “Estamos investigando”, “llegaremos hasta las últimas consecuencias”, “no descansaremos hasta dar con los responsables”; “condenamos…”, “rechazamos estos actos violentos”; “demandamos…”, “pedimos que se denuncie…” y grandes cantidades de bla, bla, bla. Es lo de siempre; en especial, cuando se trata de un personaje que es un líder de opinión como Gómez Leyva.
Llueven las declaraciones de la autoridad, rasgándose farisaicamente las vestiduras. Solo que la misma autoridad no puede exigirle a la autoridad que se apure a resolver este y todos los demás atentados contra periodistas y defensores de derechos humanos. Y, entre más declaraciones se generen, más entrampada queda la misma autoridad.
Lo peor del tema es que los mexicanos de a pie ya dan por sentado que, de inicio, se buscará echarle la mayor cantidad de tierrita al caso, para que, en unos cuantos días, pierda interés informativo el tema, e irremediablemente se vaya “a interiores” en los diversos medios, en espera de que el polvo de la historia lo envié en su momento, al archivo de temas olvidados por los ciudadanos.
¿Exagerado?
Para quien le resulte excesiva la afirmación de este escribano, se podría apostar que, para este momento, ninguna de mis bellísimas lectoras y gentiles lectores, así como cualquier persona de buena voluntad, ya nadie recuerda datos como este: (…) en ocho meses, lo que va de 2022, 13 periodistas han sido asesinados en el país, según el recuento de organizaciones como Artículo 19, Reporteros sin Fronteras (RSF), el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) y el que registra CNN. (1)
Como bien señala Pedro Cárdenas Casillas, coordinador de Documentación y Seguimiento de casos del área de Protección de Artículo 19 en México y Centroamérica, en enero “no hay mecanismo de protección que pueda solo contra la violencia si esta no se investiga” (Idem)
Y en caso de que no sea suficiente la presente argumentación, retamos a las y los lectores para que escriban en sus comentarios a esta columneja cuando menos 5 nombres de reporteros asesinados. No está fácil ¿verdad?
Peligroso en dos vertientes
En México, para quienes vivimos del ejercicio de este bendito oficio, resulta altamente peligroso ejercerlo, porque, como dice el informativo, (2) “el tema es bastante álgido”. El mapa cambia bastante cuando se trata de los lugares más peligrosos para ejercer la profesión. Casi la mitad de los 57 periodistas asesinados hasta el 1 de diciembre trabajaban en América Latina. Incluso por encima de Ucrania, que está en guerra, a estos le sigue Haití. El top 5 cierra con otros dos países en guerra: Siria y Yemen.
Adicionalmente, los periodistas mexicanos son víctimas del crímen (sic) organizado, la inacción del gobierno para protegerlos y la precariedad de la profesión. (Idem)
El malvado sospechosismo
Lo peor de todo, coincidirán quienes nos hayan hecho el favor de llegar hasta aquí, se encuentra en el malvado sospechosismo que permite formular hipótesis riesgosas, altamente delicadas, porque todo apunta hacia el mismo sitio: Los autores de tales entuertos son los primeros a quienes las personas voltean a mirar, porque, desde siempre, han sido los más afectados por los comentarios, análisis, críticas e investigaciones del periodismo, como el del estilo de Gómez Leyva.
La lista de comunicadores la ha exhibido el propio presidente de la República, exponiendo la vida de los profesionales y sus familias a la esquizofrenia de los seguidores del caudillo. El atentado contra Ciro –a quien le enviamos nuestra solidaridad sincera, respeto y admiración- podría ser un mecanismo de sociopatía aislado, pero también podrían obtenerse otras hipótesis.
En sus comentarios mañaneros, el mandatario mexicano dijo que él y Gómez Leyva tenían “sus diferencias”. Ciro devolvió con elegancia y pundonor –palabras más, palabras menos- el balón a la cancha de Palacio Nacional: Yo no tengo ninguna diferencia con el presidente, yo solo hago mi trabajo, el periodismo.
Una piedra más en el zapato del macuspano, porque “haiga sido como haiga sido”, en el fondo está que no ha podido resolver estos niveles de inseguridad, en tanto que está empeñado en hacer todo lo que esté a su alcance para preparar un gobierno a perpetuidad. ¿O no?
El modelo ha sido bastante probado por Hugo Chávez. Nicolás Maduro, Evo Morales y más recientemente, Daniel Ortega en Nicaragua. Lo intentó Pedro Castillo también.
(1) https://cnnespanol.cnn.com/2022/08/03/12-periodistas-asesinados-2022-mexico-orix/
(2) http://es.euronews.com/2022/12/14/mexico-es-el-pais-mas-peligroso-para-los-periodistas-por-cuarto-ano-consecutivo
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