El totalitarismo de los estados democráticos

Tal vez una de las mayores fantasías del siglo pasado y del presente es pensar que vivimos en una libertad plena que se ha conseguido por las luchas libertarias y las revoluciones que estudiamos en los libros de texto. Aquí en México llevamos años escuchando discursos sobre la democracia, y hoy en día, se nos dice que todo lo que tuvimos durante los gobiernos neoliberales fue un retroceso en las auténticas libertades en favor de un grupo de privilegiados, y sin negar los tremendos errores, fallas y corrupción del pasado, podemos decir por lo que estamos viviendo, que el remedio está resultando peor que la enfermedad.

Pero el asunto de la pérdida de democracia no se ciñe al contorno de nuestras fronteras, está resultando un mal que se extiende por todo el planeta en donde están involucrados grandes intereses económicos y políticos y en los que la sociedad se ve arrastrada, aparentemente en un movimiento de libertad, pero que está manejado mediante un plan claramente establecido.

El 13 de junio de 2019 se firmó el Acuerdo de Asociación Estratégica para la implementación de la agenda 2030 (ODS) entre Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas y el presidente del Foro Económico Mundial, Borge Brende, entre los puntos de dicha agenda se encuentran los siguientes: Pobreza, hambre, salud, empleo e igualdad de género.

En principio se pretende solucionar todo lo referente a estos temas a nivel planetario, nadie desde luego estará en desacuerdo con los temas, aunque no deja de ser quimérico que se pretenda en una especie de congreso mundial que se puedan solucionar de la misma manera los problemas en Europa, en los Estados Unidos, en Latinoamérica y en países de Asia y África con culturas tan diversas y problemas muy diferentes por cuestiones sociales, políticas, culturales y religiosas entre regiones y aún entre pueblos de la misma región. Sin poder hacer un análisis de todo el plan si podemos decir que hay una parte esencial para implantar la Agenda 2030, centrada en la ruptura antropológica en lo social, entiende que las diferencias entre lo masculino y femenino se deben a cánones sociales y culturales, dejando de lado las características biológicas de los individuos. El ser humano nace sexualmente neutral, y es la sociedad, especialmente a través de la familia, la que determina su inclinación con los roles tradicionales de lo masculino y lo femenino. Consecuentemente hay que cambiar el concepto de naturaleza humana para lograr esa “igualdad entre los géneros”.

Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de atadura, en consecuencia, hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, pueden significar tanto un cuerpo masculino como uno femenino”. 

Dentro de los principales promotores no podían faltar Planned Parenthood o la Fundación de Soros, Open Society, que lleva dedicados 18.000 millones de dólares a la causa de la ideología del género y la planificación de la natalidad. Pero también nos encontramos con la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford, la Fundación Bill & Melinda Gates, la Fundación MacNamara o la  Out on the Street, que agrupa importantes brokers de Walt Street. 

Desde luego esto ya se encuentra muy avanzado en muchos países principalmente en dos vertientes, imponiendo estas ideas en los sistemas educativos, donde los Estados modernos se sienten dueños de los niños y de los jóvenes pasando por encima de la patria potestad de los hijos, y por medio de legislaciones que pretenden acabar hasta con la libertad de expresión tanto individual como de otras organizaciones, por ejemplo de la Iglesia Católica y otros grupos que se oponen a estas doctrinas no solamente por cuestiones religiosas, sino simplemente porque son contrarias a la naturaleza y, aunado a esto va siempre el llamado derecho a la interrupción del embarazo, o sea el aborto, que es  sin lugar a dudas el asesinato de una nueva vida en el vientre materno que debería ser el lugar más seguro para el desarrollo de un nuevo ser humano.

Cuando los Estados se sienten dueños de los hijos es que hemos llegado a la etapa más profunda del totalitarismo, y esto está sucediendo en muchas de las llamadas naciones democráticas, donde los gobiernos están imponiendo legislaciones contrarias a los valores familiares tradicionales y también imponiendo estas ideas por medio del monopolio educativo que estos supuestos Estados Democráticos vienen implantando no solamente en las escuelas públicas sino también en las privadas.

Es muy necesaria la acción de la sociedad para impedir la implantación de estas ideas que en México el gobierno y su partido están imponiendo a la sociedad, porque una vez destruidas las bases morales de un país es muy fácil que se caiga bajo la tiranía.

Todos los ciudadanos y en especial los padres de familia deberán movilizarse para impedir que la poca democracia que tenemos sirva para imponer ideologías destructoras en nuestro país.

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