El término “violencia vicaria” se atribuye a la psicóloga Sonia Vaccaro, que la define como “…aquella violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer. Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros, por interpósita persona.” La violencia ocasionada a la mujer opera, la mayor parte de las veces, utilizando a los hijos: se los quitan, no dejan que los vea, pasan los años y ni un abrazo puede darles.
Desde luego que esto suele pasar después de que ha concluido una relación de pareja, normalmente marcada por la violencia contra la mujer quien necesitó de mucho valor para terminar la relación. Pero la verdadera pesadilla radica en que le quiten a sus hijos y ésa es la tortura más cruel para una madre. A partir de ese momento la vida es verdaderamente un tormento para la mamá, y para los hijos y las hijas.
Dos historias comunes:
1. Laura (nombre ficticio) lleva tres años de no ver a sus hijos, no ha podido entrar a trabajar porque el juicio lleva también muchos años. Todo comenzó en un fin de semana en el que los niños saldrían con el padre y éste no los devolvió a la madre.
El otro día, alguien del colegio se apiadó de ella, le avisó de un desayuno y pudo ver a sus hijos ¡de lejos! Ellos ya “no quieren” verla.
2. Mayte lleva seis años de no ver a sus tres hijos. ¡Seis años! El papá de los niños es senador de la República por Movimiento Ciudadano.
Este es el rostro de la Violencia Vicaria, madres e hijos separados, sufriendo porque el padre agresor, al no tener la posibilidad de seguir violentando a la mujer, utiliza a sus hijos para causarle sufrimiento a ella a través de dañar a éstos. Con un poquito de compasión entenderíamos lo que significa para una mamá que no le dejen tener contacto con sus hijos.
De pronto dejan de ver a sus hijos y, cuando caen en la cuenta de que no se los van a devolver, acuden a las autoridades ya inmersas en un mar de complicidades (en lo público y en lo privado). Se encuentran denunciadas penalmente y necesitarán fuerzas no sólo para defender a sus hijos sino para defenderse ellas mismas de la cárcel. Dedicarán su tiempo a contestar demandas.
Habrá quien me diga que hay hombres que son privados de la convivencia con sus hijos. Cierto, también muy injusto, pero normalmente la mujer está en condición de desventaja para pelearse con el padre de sus hijos por la vía jurídica y también personal. (Generalmente es el padre el que maneja el dinero y los juicios cuestan). Pero además las mujeres que son víctimas de violencia vicaria no entran en ese supuesto, si son víctimas de esta violencia es porque precisamente permitían al papá ver a sus hijos.
El Frente Nacional contra Violencia Vicaria está constituido por un grupo de mujeres, que se vieron privadas de sus hijos por sus antiguos agresores; estos niños no volvieron de un periodo de vacaciones o de un fin de semana con sus padres, no obstante tener ellas la guarda y custodia de los menores, y luchan día a día por recuperarlos, enfrentándose al poder económico e incluso político de sus antiguas parejas. A ellas se le suman miles de mujeres que se organizan y que han tocado las puertas posibles, impulsando reformas legislativas para tipificar y sancionar la Violencia Vicaria.
Desde que tuvimos contacto con ellas (Verónica Rubín, suplente de la fórmula y yo) escuchamos las historias y, después de varias sesiones de trabajo, empezamos a colaborar juntas. Primero abriendo espacios para explicar en qué consiste la Violencia Vicaria, en foros como la Barra Mexicana Colegio de Abogados, la Escuela Libre de Derecho, la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia de la Cámara de Diputados y dentro del programa de capacitación de la fracción parlamentaria del PAN. En las comisiones, legisladoras de todos los partidos han promovido el consenso para reformar las leyes.
Es claro que este tema no es materia de botines políticos y no es fácil. Por eso, hemos estado colaborando con legisladoras de todas las bancadas algunas de ellas ya habían presentado iniciativas. Además, como suele suceder en estos casos, los que no tienen la culpa y sufren más son los niños y las niñas, su desarrollo integral se ve entorpecido por lo que los adultos no podemos resolver. Los niños son víctimas de mentiras, de historias mal contadas y manipulaciones para que “no quieran” ver a su mamá. Por eso también presentamos iniciativas para reformar la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, a fin protegerlos de las afectaciones que sufren derivado de la Violencia Vicaria para que no se normalice que un niño o una niña pueda ser privado de ese vínculo materno-filial.
Son miles de mujeres que se están organizando para que la violencia vicaria no sea normalizada por nosotros. No seamos un estorbo.
Te puede interesar: Primero los votos, después lo demás
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo