El equipo más cercano al presidente electo pareciera más afín al estilo de gobierno del viejo PRI y no al que presume y dice querer realizar López Obrador.
Las imágenes en televisión que transmitió Ciro Gómez Leyva son claras: ante una abogada que pide a un contingente, en el que se encuentran funcionarios del próximo gobierno y gente con machetes, que no pase por un terreno y que sea respetada la propiedad privada de la empresa que ella representa, el señor Javier Jiménez Espriú se acerca y se presenta como el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes; acto seguido pregunta por las escrituras a la abogada. Ella insiste en su solicitud de que se respete la propiedad privada de su cliente, a lo que el próximo funcionario le pide que le avise “al dueño” que lo van a requerir y que regresarán el dos de diciembre, es decir, al día siguiente de la entrada del nuevo gobierno para exigir información; exigencia a la que se sumó la “licenciada Aluxes”, Josefa González, próxima titular de la Semarnat quien, muy fifí, caminaba con una sombrilla que hizo a un lado para anunciar a la abogada que también ella, desde su dependencia, requeriría información ese mismo día.
Insolente, majadero y misógino el señor Jiménez Espriú nos dio una muestra del estilo con que piensa desempeñarse en el gobierno. Amenazar a una ciudadana profesionista de esa manera es algo que no habíamos visto en mucho tiempo. Tenía que llegar alguien del pasado para descargar su nube negra de rancio priismo para recordarnos que hubo épocas peores. ¿Con qué derecho el señor solicita las escrituras del terreno? La abogada les dice que están en propiedad privada, que se van a meter en problemas. Jiménez Espriú se mofa y avienta su prepotencia: “Yo no me voy a meter en problemas”. “Hay letreros que dicen propiedad privada”, dice la abogada. “No vi el letrero”, dice el próximo funcionario y le pregunta “¿Usted me está corriendo de su casa?” la abogada contesta: “Le estoy pidiendo que se retire”. A la decencia de la abogada, el ingeniero advierte con soberbia que tengan listos todos sus papeles “el primero porque el día dos les vamos a pedir toda la documentación para que nos demuestren fehacientemente que están en la legalidad”. Un tipejo tratando de amedrentar a una mujer y hacerla sentir menos ante el hombre que será poderoso.
Sergio Aguayo decía esta semana (Reforma 10/10/18) con relación a la boda del colaborador de AMLO que “lo acompañó durante 20 años fue incapaz de absorber las virtudes de la austeridad, es obvio que serán insuficientes los hábitos monacales de López Obrador para convertir a quienes se forjaron en la vieja cultura”. Si alguien pertenece a la “vieja cultura” es Javier Jiménez Espriú. El futuro titular de la SCT no sabe que ya no se trata a los ciudadanos como cuando fue funcionario en la época de José López Portillo; que algunos, ciudadanos, cada día más, solemos defendernos de la autoridad porque ya no somos como en aquellos tiempos en que todo se les permitía. Jiménez Espriú no sabe que hay quienes no se sentirán atemorizados ante su puesto ni antes sus amenazas.
Hace una semana fue el golpe a la austeridad con las muestras de derroche. Ahora tocó el turno a la prepotencia. Y es que, como advierte Aguayo, el ejemplo parece no permear entre los que rodean al ganador de las elecciones. El problema entre los colaboradores del presidente electo es que están más cerca del PRI que de López Obrador.
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