Las guerras y la cultura del descarte son reflejo del desprecio a la vida, y el aborto también es despreciar la vida.
Una noticia que apareció hace unos días me llamó la atención y deseo comunicarla.
Un hombre de familia salió temprano a trabajar como todos los días. En su camino al transporte, pasa por un lugar en donde siempre hay acumulación de basura. Cuando él pasó por allí, notó un bulto pequeño que hacía leves movimientos. Él se paró a ver qué había allí, pensando que quizá estaba algún perrito hambriento. Pero para su gran sorpresa, descubrió que dentro de una manta había una pequeña bebé viva aún con su cordón umbilical, sola y tirada allí en medio de la basura.
De inmediato la levantó y llevó a un hospital para que los médicos checaran sus signos vitales y sus partes corporales. Éstos la declararon en buen estado de salud dadas las circunstancias, ya que dijeron, tenía pocas horas de haber nacido, quizá fue abandonada a temprana hora de la madrugada.
El hombre que la encontró llamó a su esposa quien quedó encantada con la pequeña bebé expósita y ambos decidieron de inmediato su adopción.
Esta anécdota verídica indica simplemente el desprecio a la vida por parte de alguien, y el aprecio por la vida de parte de otros.
También, el día pasado 10 de octubre el Papa Francisco hizo una de sus más fuertes afirmaciones en contra de la supresión y el desprecio a la vida en su diaria audiencia general. Él reflexionó sobre el Quinto Mandamiento: No Matarás, en su serie de enseñanzas sobre los Diez Mandamientos. Y dijo que éste concierne al trato con nuestros semejantes, pues “acoger al otro desafía nuestro individualismo”.
El Quinto Mandamiento es un muro de defensa del valor básico de las relaciones humanas pues “¿Cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?” y ¿Cuál es el valor básico en las relaciones humanas? El papa responde: “El valor de la vida. Por tanto, no matarás”.
“Todo el mal del mundo desde las guerras a la cultura del descarte se podría resumir como un desprecio a la vida. Es una mentalidad que llega a consentir incluso la supresión de la vida en el seno materno en nombre de otros presuntos derechos”.
En esta audiencia, el papa hace un señalamiento retando la falsedad proaborto acerca de que el mismo acto del aborto consiste en el llamado –derecho de la mujer, o derecho reproductivo– como es conocido el aborto, para permitir “la supresión de la vida humana en el seno materno en nombre de otros presuntos derechos. Afirma que esto es un acercamiento contradictorio al mandato de valorar la vida y no matar. (Ver: La turbia y perniciosa iniciativa)
En lo que se refiere al aborto terapéutico para mejorar la salud física o mental de la madre como derecho civil, o simplemente como un acto que se declara como humano, el papa Francisco hace una fuerte afirmación: “Toda violencia y daño contra la vida provienen del miedo”.
Más adelante hace la siguiente reflexión:
“Yo pregunto: ¿Es correcto deshacerse de una vida humana para resolver un problema? ¿Es correcto contratar a un asesino a sueldo para resolver un problema? Uno no puede hacer esto, no es correcto deshacerse de un ser humano, bien que pequeño, para resolver un problema. Es como contratar a un asesino a sueldo para resolver un problema”.
La comparación que hace el papa del aborto con la de contratar a un asesino a sueldo, recibió en todas partes mucha atención por su directo y descriptivo concepto de la violencia del aborto.
Continuó mencionando el miedo como la raíz o causa de la violencia y el rechazo de aceptar con miedo a un niño no nacido diagnosticado con discapacidad, que es otro argumento asumido por los proabortistas. Lamenta que los padres, cuando reciben la noticia de esto, también reciben consejo de “interrumpir el embarazo”, usando el término actual para esta práctica, que significa deshacerse de alguien directamente.
En contra de esta situación que puede ser dramática, “los padres deben ser acompañados y sostenidos para superar sus comprensibles miedos. Un niño enfermo, como cualquier persona necesitada y vulnerable, más que un problema es un don de Dios, que nos puede sacar de nuestro egoísmo y hacernos crecer en el amor”.
“¿Qué conduce al hombre al rechazo de la vida?” Él responde: “Son los ídolos de este mundo: el dinero –es mejor quitar esto de en medio, porque tiene un precio–, el poder y el éxito. Éstos son parámetros erróneos para valorar la vida.” La pregunta que alguna persona le hizo fue: “¿Cuál es la única y auténtica medida de la vida?” El papa Francisco afirmó: “Es el amor. El amor con el que Dios ama la vida, esta es la medida. El amor con el que Dios ama cada vida humana.”
Explicó que el significado positivo de “No matarás” es que “Dios es el dador de la vida” –y exhortó a los hombres y mujeres del mundo a– “¡No desprecien la vida! Tanto la vida de los otros como la propia vida, para la cual el mandato de ‘no matarás’ también aplica.”
A los jóvenes les suplicó que “¡No desprecien su existencia! ¡No rechacen el trabajo de Dios! ¡No se subestimen, no se desprecien a sí mismos con adicciones que los pueden arruinar y llevarlos a la muerte!”
Al cerrar su audiencia y preguntas posteriores, amonestó a la audiencia para que “no midan la vida de acuerdo con los engaños de este mundo, sino que cada uno debe aceptarse a sí mismo y a los demás en nombre del Padre que nos ha creado. Él es el ‘amante de la vida’: esto es hermoso. Dios ama la vida.”
“Y todos valoramos que Él envió a Su Hijo a nosotros. El Evangelio dice que… Tanto amó Dios al mundo que le entregó a Su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3:16).
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