Este domingo 7 de octubre se realizó la primera ronda de votaciones presidenciales en Brasil.
Los ciudadanos de este país salieron a votar para elegir a su próximo presidente. De acuerdo con la normatividad electoral brasileña, si los resultados dan a un candidato más del 50% de la votación general se le declarará elegido. De no ser así, se realizará una segunda ronda de votos, pero esta vez, sólo con los dos candidatos más votados en la primera ronda y la cual se realizará el 28 de este mes. Quien obtenga más votos será nombrado presidente y el segundo lugar, vicepresidente.
De los 13 candidatos a la presidencia, Jair Bolsonaro, candidato identificado con la derecha brasileña alcanzó el 46% de los votos el domingo pasado, seguido por Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores, con 29.3%.
Jair Bolsonaro ha sido un candidato polémico por ser un defensor de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985 y por sus declaraciones a favor de la vida y la familia natural. Pasó una parte de la campaña hospitalizado tras ser apuñalado en el abdomen durante un mitin electoral en la ciudad de Juiz de Fora en septiembre.
Bolsonaro, diputado y exmilitar, había sido ascendido a capitán del Ejército cuando decidió retirarse, pero no dejó atrás a sus camaradas. Comenzó su carrera política en 1990 y desde entonces se ha identificado con la corriente conservadora de su país.
Jair Bolsonaro se ha visto involucrado en distintos disturbios por las declaraciones extremistas de derecha que ha dicho y su forma de apuntalar a ciertos grupos de la sociedad.
Al hablar de la pobreza en Brasil señaló que “el pobre sólo tiene una utilidad en nuestro país: votar. La cédula de elector en la mano es diploma de burro en el bolsillo. Sirve para votar el gobierno que está ahí. Sólo sirve para eso y nada más”.
Tiene la idea de que sólo las personas con un nivel económico estable pueden ser padres: “Defiendo la pena de muerte y el rígido control de la natalidad, porque veo la violencia y la miseria que cada vez se extiende más por nuestro país. Quien no tiene condiciones de tener hijos, no debe tenerlos.”
Bolsonaro, considerado por sus opositores como el “Donald Trump brasileño” y temido por su agresivo discurso contra las instituciones, se perfila como el candidato a vencer en la segunda vuelta.
Del lado de la izquierda, el expresidente Lula da Silva fue impedido de disputar las elecciones, por lo cual designó a su exministro y exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, como el nuevo abanderado del Partido de los Trabajadores (PT). Sin embrago Haddad no ha conseguido aglutinar todo el caudal de votos de su padrino político. Lula da Silva fue encarcelado en abril en el marco de una condena a 12 años de prisión acusado de recibir sobornos.
Las encuestas previas a la elección del domingo pasado apuntaban a un empate técnico entre Haddad y Bolsonaro, sin embargo, la realidad es que la diferencia fue de más de 15 puntos. Resultado que podría ser visto como un castigo por los estragos causados por los escándalos de corrupción y la crisis económica de los últimos años.
Las elecciones de 2014 tuvieron como ganadora a la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, siendo reelegida presidenta en la segunda vuelta con el 51.6% de los votos, derrotando a Aécio Neves del Partido de la Social Democracia Brasileña que recibió el 48.4% de los votos. Rousseff había sido elegida por primera vez en las elecciones de 2010, sucediendo a su mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva, que estuvo en el cargo desde 2003 hasta 2011.
