Los nacimientos navideños, las libertades y las tradiciones populares mexicanas

Ante tantos problemas que enfrentamos en este momento en México, parecería de poca importancia una polémica que se ha desatado sobre una propuesta del magistrado Juan Luis González Alcántara Carrancá, que según la prensa argumenta que estos elementos en espacios públicos son violatorios de la libertad religiosa y los principios constitucionales del Estado laico, todo iniciado por un ciudadano en el municipio de Chocholá, Yucatán, que no está de acuerdo con esta tradición. Sin embargo creo que hay que poner énfasis en al menos dos situaciones; que tal parece que la Suprema Corte no tuviera suficientes escenarios en los que ya ha estado envuelta causando en no pocas ocasiones gran disgusto entre una gran cantidad de ciudadanos con sus resoluciones, para ir ahora contra  una de las más arraigadas y bellas tradiciones populares de nuestra nación, en lo que parece una campaña sistematizada por destruir la auténtica identidad nacional para substituirla por una mezcla de otros modelos, muchos de ellos claramente fracasados.

La famosa bandera  del laicismo, como símbolo de libertad religiosa en la que se envuelven los políticos, y en la que muchas veces nos hemos envuelto también los ciudadanos desde su imposición por los revolucionarios franceses, y su extensión al mundo por la masonería y sus diversas revoluciones siempre tuvo claro que su objetivo era la eliminación de la religión, pero específicamente de la religión católica que es la que políticamente les ha estorbado siempre para sus planes, porque pretender que exista un mundo laico como tal es imposible porque la religiosidad está en la esencia misma del hombre, y cuando se pierde su referencia se buscan sustitutos en filosofías e ideologías que sustituyen ese vacío dejado por la religión muchas veces manejadas por poderosos grupos financieros.

Cuando fuimos a la escuela, al menos los que ahora somos ya mayores y se estudiaba cualquier nación o pueblo del presente o del pasado, siempre se hablaba de su territorio, de su población, de su forma de gobierno y su religión, y de todas las culturas de la antigüedad que admiramos, incluyendo las prehispánicas la religión era uno de sus aspectos más importantes, sino es que el primero, lo que se reflejaba en sus templos y representaciones de figuras y arte.

La presencia de los elementos religiosos aún en nuestro mundo laico, tecnológico, materialista, racionalista, etc. siguen siendo imprescindibles, puesto que en las construcciones más admiradas y simbólicas, icónicas de una pueblo o región y por ende turísticas son las construcciones religiosas que además generalmente están llenas de arte pictórico, de esculturas que reúnen un valor artístico invaluable, y en los museos, y aún en edificios públicos igualmente el arte inspirado en motivos religiosos ocupa una parte muy destacada, sin olvidar por ejemplo que un museo como el nuestro de antropología podría ser catalogado como religioso, porque la mayor parte sus contenido está relacionado con figuras y arte religioso, y continuando con este criterio de no símbolos religiosos tendríamos un serio conflicto con Italia, porque habría que quitar de nuestra bandera el símbolo del águila y el nopal, que proviene de una profecía religiosa de los aztecas y las banderas quedarían iguales.

Pero en el fondo tal parece que todo apunta a medidas para tener  cada vez un control mayor sobre todas las actividades de los mexicanos y hasta sobre su forma de pensar y sus conciencias, así es como operan las tiranías, no solamente pretenden apoderarse de todo lo material, sino del mismo hombre incluyendo sus pensamientos, para no solamente atropellar la libertad  física, sino hasta la misma libertad espiritual creando auténticos robots que sigan la voz del líder, sueño de dictadores  que declaran que todos los que no piensan exactamente como ellos están equivocados..

Cuando hemos llegado a situaciones tan criticas como la actual debemos ser muy analíticos, y no desechar la idea de que detrás de ciertas acciones aparentemente sin mucha importancia, pueden venir otras de mayor trascendencia, por eso debemos estar muy atentos como ciudadanos a todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.

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