El PRI. Siempre el PRI. Cuando vemos que las cosas están mal siempre se puede contar con el PRI para empeorarlas. Y eso, muy probablemente, es lo que pase con la reforma electoral propuesta por el presidente, pues seguramente será apoyada por un grupo de priistas. Lo mismo que la militarización del país, que terminó siendo un proyecto priista (al respecto, el cartón de ayer en Reforma de Paco Calderón es espléndido). Para la degradación de la vida nacional siempre se cuenta con priistas o expriistas –tal es el caso de Andrés Manuel López Obrador y Manuel Bartlett, también siempre dispuestos a hundir al país en cualquier tema que sea necesario–.
Sorprende por eso que el PAN y muchos aliancistas sigan jugando con la, según ellos, importancia de contar con el PRI para las grandes batallas nacionales. En lugar de empujarlos, los quieren rescatar. El país parece moverse, de la mano del presidente, hacia un bipartidismo, cosa que le conviene sobre todo al panismo; así, la mayoría de priistas se movería a Morena y los priistas liberales que queden se podrían mover hacia el PAN (aquí, sin duda, MC también sería una opción). Pero bueno, no parece que eso vaya a pasar, por lo menos de aquí a las elecciones del año que viene. Por lo pronto van algunas instantáneas del priismo de estos días.
Murat se moreniza. Hay priistas que no requieren una embajada para colaborar abiertamente con el proyecto lopezobradorista. Es el caso del todavía gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat. El priista oaxaqueño, que ya entregó su estado electoramente a Morena, ha manifestado su intención de apoyar la propuesta electoral del gobierno. Hace unas semanas anunció la voluntad de competir por la candidatura priista a la Presidencia. Como se puede ver, Morena ya tiene a su gente metida en la contienda priista por la candidatura. Murat es uno de sus agentes.
Salinas es español. El villano favorito, el hombre que es toda maldad, el propulsor del neoliberalismo rapaz, “el padre de la desigualdad moderna”, el representante del averno en la tierra, el mismísimo maligno con olor a azufre, el afamado y temido Carlos Salinas de Gortari, ya es español. En efecto, en lo que podría denominarse “de Agualeguas para Europa”, el expresidente mexicano obtuvo la nacionalidad española cerca ya de los 80 años de edad. Es fácil imaginar por qué hizo el trámite. Y razón no le falta. El problema es que esto reforzará el discurso antiespañol del presidente López Obrador, quien podrá anunciar ya que siempre supuso que Salinas era español, porque representa bien a esa raza maldita y saqueadora. Tenemos un expresidente mexicano que es español. Otro enorme logro de la cuatroté.
Peña vivirá en España. El expresidente priista Enrique Peña Nieto, también conocido como el Atlacomulco Stallion, anunció su decisión de vivir en España los próximos años, aunque piensa “visitar ocasionalmente México, que es mi patria y amo entrañablemente”. El último presidente priista cuenta con una “visa oro” que le permite residir en ese país que hoy más que nunca parece ser verdaderamente la madre patria.
Omar Fayad candidato. Uno más a la lista interminable de priistas que quieren ser candidatos de su partido –y de la alianza, según dicen casi todos los suspirantes–. Después de entregar el estado de Hidalgo, que no había conocido más que gobernantes tricolores, Fayad considera que ese logro lo apuntala como una de las opciones tricolores para la Presidencia.
Todo esto mientras el presidente del PRI, el inefable Alito Moreno, anuncia que los de MC son comparsas de Morena. El chiste se cuenta solo.
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